No hubo sorpresas. Siguiendo el guión pactado, los 8 concejales del GIL fieles a su mentor, Jesús Gil, 3 del PSOE y los 3 del PA votaron ayer a favor de la moción de censura contra el ya exalcalde de Marbella, Julián Muñoz. Los 4 del PP votaron en contra. El pleno fue caótico, plagado de insultos y sin explicaciones sobre los planes de la nueva gestión.

Marisol Yagüe, considerada una marioneta en manos de Jesús Gil, tomó posesión como la primera mujer que dirige el Ayuntamiento de Marbella, entre los vítores de sus aliados y los gritos de "¡traidora!" de los centenares de marbellís agolpados a las puertas del salón de plenos.

Julián Muñoz no pudo soportarlo. Antes de que se diera por terminado el pleno, abandonó su sillón en busca del baño de masas que aliviara su derrota. "Julián, amigo, el pueblo está contigo!", le gritaban al alcalde destronado, que alzaba sus brazos para agradecer los piropos de los espontáneos, mientras le esperaba su novia, Isabel Pantoja.

LAGRIMAS DE LA ALCALDESA

Entretanto, Marisol Yagüe recibía felicitaciones y derramaba alguna lágrima. La nueva alcaldesa es concejal del GIL desde 1991. Casada y con tres hijos, tiene 51 años, estudios primarios y una profunda afición al flamenco. De hecho, es solista en un coro rociero local llamado Río Real .

El mazazo de los 14 ejecutores de la censura a Muñoz fue el previsible final de un tenso pleno, en el que, de un lado a otro del salón, se cruzaron duras acusaciones. A las doce empezó la sesión, presidida por una Mesa de edad compuesta por un concejal rebelde del GIL y otro del PSOE, ambos firmantes de la moción. Todo, ante una docena de policías municipales.

Marisol Yagüe empezó justificando la moción: "No es sólo legal, sino institucional y válida por su pluralidad política". Aunque las censuras deben ir acompañadas de un programa alternativo, los argumentos de Yagüe fueron de defensa: "Es un acto de responsabilidad para evitar males mayores". Cada palabra de Yagüe equivalía a una torcedura del gesto de Muñoz que, tras ella, tomó su turno de réplica, su única intervención.

Exaltado, retó a los firmantes de la censura a esgrimir "un solo motivo para esta moción". Los aplausos de fuera, donde el público seguía el pleno a través de pantallas, le iban excitando. "No he escuchado ni una sola idea para el progreso de Marbella; su discurso, señora Yagüe, me suena a 12 años atrás, me suena a Jesús Gil". Los aplausos del exterior retumbaban en el salón. "Esto es una traición a la democracia y una estafa a los votantes", sentenció Muñoz.