De forma sorprendente, el presidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo, Francisco José Alcaraz, máximo impulsor de las manifestaciones contra la política antiterrorista del Gobierno y autor de frases tan duras contra el presidente del Gobierno como que era "el embajador de ETA", anunció ayer que deja la cúpula de la asociación mayoritaria de víctimas. Alcaraz alegó que hasta ahora había ejercido su cargo de forma "altruista" y que ya no puede dejar por más tiempo su trabajo, "lo que da de comer" a su familia.

Alcaraz tiene una clínica de tratamientos capilares en Jaén que, según fuentes de su entorno, ha tenido casi abandonada desde que en junio del 2004 llegó a la presidencia de la AVT. El dirigente de las víctimas dijo en rueda de prensa que había decidido anunciar su marcha antes de las elecciones para que no se vincule al resultado electoral. "No quería que se dijera que Alcaraz deja la AVT porque Zapatero vuelve a ganar", argumentó. Aun así, advirtió a los que se alegran de su marcha que "no va a desaparecer, como algunos quisieran". "La AVT seguirá su rebelión cívica", añadió.

EN LA MISMA LINEA De hecho, es previsible que la nueva junta directiva siga en su línea, dado que el aspirante a presidente es el hasta ahora delegado de la AVT en Madrid, Juan Antonio García Casquero. Alcaraz no cejó en su ofensiva antisocialista ni el día de su renuncia. Aunque abogó por "sacar del debate partidista" a la AVT, insistió en que tiene la "convicción moral" de que el Gobierno "seguirá con el proceso de negociación con ETA". "Incluso los presos esperan con ansia que Zapatero sea el próximo presidente", añadió.

El Gobierno y el PSOE optaron por un elocuente silencio ante la despedida de uno de sus martillos. El PP y sus dirigentes también declinaron opinar pese a que Alcaraz ha estado de su parte toda la legislatura. Solo el candidato por Toledo Alejandro Ballestero calificó su labor de "extraordinaria" y le definió como "un icono de la lucha de la sociedad civil". Por contra, el candidato del PNV Josu Erkoreka dijo que la AVT "ganará" si su cúpula es "menos sectaria e insultante".

En cuanto a las víctimas, muchas le prodigaron su apoyo, aunque no todas. Hasta el expresidente del Foro de Ermua, Mikel Buesa, criticó su "excesivo protagonismo".