PSOE y BNG dicen tener más puntos en común que divergencias, y creen que será fácil llegar a un programa de Gobierno conjunto. Las prioridades son empleo y bienestar, regeneración democrática y revitalización económica. Saben que el plan Galicia y la reforma del Estatuto serán motivo de discusión, pero confían en la capacidad que demostraron en los pactos locales.

Reactivar la economía, crear empleo estable y de calidad, mejorar la sanidad y los servicios sociales, y acabar con la corrupción, el caciquismo y el clientelismo son los objetivos que tanto PSOE como BNG entienden que son prioritarios para una legislatura en común. Sus programas recogían por separado estas preocupaciones.

Política económica

Tanto socialistas como nacionalistas son conscientes de que Galicia no ha crecido a un ritmo que le permita salir de la cola de los indicadores económicos. Sigue siendo una de las regiones más pobres de Europa. Ambos partidos creen que la comunidad podría converger con España y Europa si se reorienta la política económica. Entre sus propuestas está doblar la inversión en I+D, impulsar la educación y crear suelo industrial concentrado en torno a las ciudades. Paralelamente, ambas fuerzas creen posible alcanzar un pacto para crear empleo estable y de calidad, en cifras que van desde los 120.000 puestos de trabajo que promete el PSOE hasta los más modestos 50.000 del BNG. También apuestan por favorecer el mercado laboral con mejoras sociales, como la creación de miles de plazas de educación infantil y de residencias de ancianos. La sanidad es otra de sus preocupaciones, y proponen aumentar el número de hospitales y reducir las listas de espera.

Pero no todo será un camino de rosas. Frente a los puntos de acuerdo hay también cuestiones que generarán un profundo debate. Quintana ya anunció ayer que "Galicia no le saldrá barata a Madrid". El líder nacionalista se refería al plan Galicia , el bálsamo con el que el PP pretendía curar las heridas del Prestige, pero que se quedó sin definición tras el fracaso de Rajoy el 14-M.

Polémica por el Estatuto

Los nacionalistas exigen que el Gobierno central cumpla con la deuda histórica con Galicia y construya las infraestructuras necesarias para poner a la comunidad al mismo nivel que otras zonas de España. El PSG, sin embargo, estará en este punto supeditado a los equilibrios que el Gobierno tenga que hacer con los presupuestos generales, que suelen quedarse cortos respecto a las expectativas nacionalistas.

La reforma del Estatuto es otra cuestión conflictiva. El BNG mantiene tesis similares a otras fuerzas nacionalistas, y quiere la definición de nación para Galicia, y el PSG muestra menos sensibilidad. Para el Bloque, la reforma estatutaria es una prioridad que Quintana prometía acometer en los seis primeros meses de Gobierno. Los socialistas no tienen tanta prisa.

Para superar las dificultades, socialistas y nacionalistas usarán la experiencia que les dan más de 10 años de pactos locales, que han tenido resultados irregulares pero han logrado cierta estabilidad.

Los primeros acuerdos entre BNG y PSG se firmaron en 1995, aunque ya se habían ensayado en Vigo cuatro años antes, con un pacto que impidió al PP gobernar en esa ciudad. También se reeditaron tras las municipales de 1999, cuando la alianza arrebató a los populares feudos clave como son Vigo, Ferrol, Pontevedra y Lugo.

En las últimas elecciones locales, las del 2003, PSOE y BNG pactaron de nuevo para mantener su hegemonía en las grandes ciudades, además de hacerlo en la Diputación de A Coruña, en Pontevedra, Santiago y Vigo, aunque en esta última el pacto se rompió.