Francisco Álvarez-Cascos ha presentado esta mañana su baja como afiliado en el PP a través de una una carta dirigida al presidente del partido, Mariano Rajoy, y que ha sido entregada en la sede de los conservadores en Madrid.

En la misiva, Álvarez-Cascos, que el jueves fue descartado por el partido para encabezar la candidatura a la presidencia de Asturias en las próximas elecciones autonómicas, explica que ha tomado esta decisión "al no recibir el amparo solicitado reiteradamente al órgano competente ante los menosprecios, descalificaciones e insultos que me dirigieron otros militantes, cobijados con el membrete oficial del PP de Asturias, impunemente, sin otro pretexto que el de haber manifestado mi disponibilidad para encabezar la candidatura a las próximas elecciones autonómicas".

El exsecretario general del PP recuerda en su carta que periódicamente ha ido remitiendo al Comité Nacional de Derechos y Garantías sus cartas de denuncia sobre esta situación. La dirección nacional del PP decidió el jueves que la concejal de Oviedo Isabel Pérez-Espinosa encabece la candidatura.

DECISIÓN FIRME

"Dejo el partido después de 34 años de militancia ininterrumpida por razones de dignidad personal. La decisión es firme y las circunstancias que la justifican las conoces sobradamente", explica a Rajoy en su carta.

El exministro de Fomento recuerda al líder del PP: "la política requiere dosis muy elevadas de paciencia y de flexibilidad, pero el respeto a las normas de educación y de civismo en cualquier organización no son negociables, especialmente dentro de un partido que tiene en el respeto a las personas una de sus señas de identidad más características".

Álvarez-Cascos también analiza la que, a su juicio, es la situación de "degradación" que vive el PP en Asturias. Así, recuerda los insultos de los que él mismo ha sido objeto entre los meses de julio y octubre al ser calificado de "galáctico", "sexagenario" y "terrorista callejero". La razón de estas descalificaciones no ha sido otra, argumenta, que "haber ofrecido mi disponibilidad a aceptar la candidatura en la próximas elecciones autonómicas".

A juicio del ya exdirigente popular, esta situación no se hubiera dado "sin el consentimiento expreso, cuando no la complicidad, de la dirección nacional". "Más allá de las amarguras inherentes a una decisión tan difícil como dolorosa, siento que mi deber me obliga a dar este paso para hacer las paces con mi propia dignidad personal", concluye su misiva.