Alberto Ruiz-Gallardón (47 años) es admirado en el PP por su inteligencia pero no concita el mismo entusiasmo que Esperanza Aguirre, su rival en la carrera hacia la Moncloa una vez pase el 2008. De perfil liberal y moderado, el ala dura lo considera demasiado próximo a algunos dirigentes socialistas. Por ello, soporta las campañas hostiles de los medios de comunicación que no le perdonan sus llamadas al centrismo, su rechazo a que el partido se enroque en polémicas como el 11-M y sus desmarques, como el que le llevó a oficiar una boda gai. Tampoco que, a pesar de su evidente ambición, sea capaz de hacer autocrítica y afirmar, en un congreso del partido y tras la derrota del 14-M, "algo hemos debido de hacer mal". Se le acusa de soberbio y estirado --él dice que es timidez-- y prefiere la música clásica al fútbol o a los toros. Lo que más le reprochan la mayoría de los madrileños son sus obras faraónicas.