Se subió al escenario y lo hizo suyo. Dio igual que el auditorio no entendiera una palabra de alemán. Su voz de fondo, modulada en cada palabra con gestos medidos y seguros, dejaba el tiempo justo para que la traductora cumpliera con su trabajo. Fuerte contraste entre el sonido cálido, diseñado para convencer, de Gerhard Schröder, y la voz metalizada y neutra de quien convertía en inteligibles las palabras del alemán.

El canciller y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quisieron dejar claro que se gustan . A ratos, durante el mitin europeísta , se hablaron mirándose a los ojos, de la tribuna al asiento. "Porque cuando estábamos en una situación de bloqueo, tú nos ayudaste a salir de ella....", aseguró Schröder hablándole a quien llamó mein freund (mi amigo).

Disculpas

Se lo pasó bien el socialdemócrata. De entrada, pidió "disculpas" por no haber acudido a un reciente acto en defensa del al Tratado sobre la Constitución europea celebrado en Barcelona. Zapatero y el francés Jacques Chirac se quedaron esperándolo. Schröder aludió abiertamente a esta ausencia, que disparó múltiples especulaciones en España. Incluso se puso en duda la explicación oficial: una gripe.

"La oposición no nos puede ganar, pero la gripe, sí. No le deseo mal a nadie, a ningún periodista español. Pero a los que han escrito que había traicionado a mi amigo José Luis, les deseo la gripe que he tenido yo", aseguró, salvo error de la traductora y para regocijo generalizado de una sala que lo pasó bien. Y siguió su charla, sin retóricas. Derechos sociales, paz, igualdad... Mensajes directos que hicieron saltar de los asientos los miles de banderines de Europa repartidos. "Esto no se puede hacer sin España", sentenció el canciller. Y concluyó --en un español con el justo acento germano-- "¡Viva España! ¡Viva Europa!".

País amigo

Y mein freund José Luis le devolvió los piropos. Alemania, país que acogió a muchos españoles de la posguerra. País que ha pagado buena parte de las autovías de España. País amigo y corazón de la vieja Europa. "Este país os quiere. Este país te quiere", le espetó Zapatero a su homólogo alemán.

Cómplice también fue la bienvenida que tuvo Schröder, pues la eurodiputada del PSOE aragonés, Inés Ayala, que abrió el acto, se dirigió a él en su lengua natal, en un alemán irreprochablemente pulido, probablemente, por su marido, también germano y funcionario del Gobierno del canciller.

Y cómplice, igualmente, Marcelino Iglesias, presidente aragonés, que pasó un rato loando al que fuera canciller alemán y premio nobel de la Paz, Willy Brandt, a quien Aragón ha homenajeado y cuyo busto preside una plaza de Huesca.