La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, dijo ayer que la ONU debe buscar una solución al conflicto del Sahara que tenga en cuenta no sólo los intereses de Marruecos, sino también los del pueblo saharaui. Palacio salió en defensa de los derechos saharauis tres días antes de recibir en Madrid la visita del ministro de Exteriores marroquí, Mohamed Benaisa, para buscar una salida a la crisis diplomática que separa a los dos países desde hace más de un año y que se originó, precisamente, por el rechazo de España a un arreglo favorable sólo a Rabat.

"La ONU tiene que buscar una solución que tenga en cuenta los intereses de todas las partes implicadas, y cuando digo de todas las partes, digo de todas las partes", enfatizó Palacio ante los periodistas tras reunirse con su homólogo ruso, Igor Ivanov.

DETONANTE

La declaración de la ministra, que refleja la posición tradicional del Gobierno, adquiere una relevancia especial ante la inminente visita de Benaisa, porque el rechazo de España a cualquier arreglo sin el consentimiento de los saharahuis fue, precisamente, uno de los principales detonantes de la actual crisis diplomática.

También tiene trascendencia por el hecho de que España ocupará a partir del próximo 1 de enero un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, como miembro no permanente. Ello le permitirá tener voz y voto en el acuerdo que tome el organismo internacional sobre el futuro del Sahara cuando expire, el 31 de enero, el mandato de Naciones Unidas en la excolonia española.

Palacio e Ivanov, que abordaron la cuestión del Sahara durante su encuentro informal, expresaron ante los periodistas la "total coincidencia" de España y Rusia en el sentido de rechazar un arreglo que no satisfaga a todas las partes. Los dos países opinan que, ahora, la única fórmula que tiene el visto bueno de las partes es el referendo de autodeterminación y que, si esa fórmula no es viable, cualquier alternativa debe obtener el mismo consenso.

Esta posición choca con la de otros miembros del Consejo de Seguridad, con EEUU y Francia a la cabeza, que intentan imponer una solución al conflicto acorde con los intereses de Marruecos. Washington propuso hace más de un año que el Sahara pase a ser una autonomía dentro de Marruecos y planteó que la ONU imponga la solución en caso de que sea imposible un acuerdo entre las partes. Francia le apoyó.

Pese a las discrepancias, Palacio confió en que la visita de Benaisa se lleve esta vez a cabo. "Es lo más importante", dijo. La cita anterior, prevista para el 23 de septiembre, fue cancelada por el ministro marroquí argumentando que un helicóptero español había aterrizado en la isla Perejil.

Por su parte, Benaisa ha tenido que hacer frente estos días a una rebelión en su propio ministerio. Una docena de altos cargos de Exteriores han hecho público un manifiesto bautizado como Libro Blanco en el que piden su cese.