Cuando se vaya a las urnas en Madrid, Tamayo y Sáez desaparecerán del mapa político para quedar en dos seres mezquinos. Hasta entonces, tratarán de aprovecharse del sistema que han corrompido, porque, como se dice, si la vergüenza se pierde, jamás se vuelve a encontrar. Puede que se querellen contra sus denunciantes. Quizá necesiten un anticipo.Nada nuevo pasa. Uno de los dos géneros de corrupción que estableció

Montesquieu se refería a cuando el pueblo era corrompido por la leyes. Justo lo que ha permitido el Partido Popular.