El autor del proyecto original del velódromo Palma Arena, Ralfh Schürmann, ha salido a la palestra para defender la bondad de su proyecto original, después de haber sido acusado por los políticos responsables de los pagos de la infraestructura y por el equipo técnico que gestionó las obras de haberse equivocado en sus cálculos iniciales. El arquitecto, considerado uno de los mejores especialistas de Europa en diseño de velódromos, no quiere convertirse en la excusa que justifique el desfase del coste del velódromo, de los 48 millones previstos a los 110 finales.

Schürmann califica de "chiste malo" la factura del Palma Arena, en unas declaraciones que publicó ayer Diario de Mallorca . El arquitecto comparó la infraestructura balear con otras similares construidas en el 2008 en Lituania y Polonia que costaron 27 y 35 millones respectivamente, con una diferencia añadida: "Ambos están concluidos del todo, mientras el de Palma parece una ópera edificada a medias".

El Juzgado de Instrucción número 3 de Palma investiga los presuntos delitos de malversación, prevaricación, cohecho y falsedad documental que podrían estar detrás del incremento del coste de las obras. Entre los encausados figura el actual portavoz del PP de Palma y expresidente del consorcio para la ejecución de la infraestructura, Rafael Durán; los exaltos cargos del Gobierno balear y del Consell , José Luis Pepote Ballester y Antoni Palerm; el exgerente del Palma Arena, Jorge Moisés; el director de la empresa de publicidad Nimbus, Miquel Romero; y el exjefe de la UTE que se encargó de la edificación (Melchor Mascaró y FCC), Miguel Angel Rodríguez. Por otra parte, ayer declaró ante el juez Ricardo Arroyo, representante de Smartvision, suministradora del videomarcador del velódromo, quien negó que el marcador costara seis millones de euros y que el concurso para instalarlo estuviese amañado.