El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo ayer su estrategia de sostener, al menos públicamente, que la manifestación de ayer contra la sentencia del Tribunal Constitucional es algo que no le incumbe en absoluto. Algo de lo que, sin embargo, se sirve para atacar al PP.

Una vez concluida la marcha de Barcelona, fuentes de la Moncloa declinaron entrar en más valoraciones y se remitieron de forma expresa a las declaraciones del ministro de Fomento, José Blanco, efectuadas antes de que más de un millón de personas, según la Guardia Urbana de Barcelona, salieran a la calle para protestar contra un fallo que ha sido insistentemente aplaudida desde el Ejecutivo.

Como hizo un día antes la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, Blanco sostuvo que el motor del acto reivindicativo de ayer eran las "agresiones" por parte del PP a Cataluña. "El gran derrotado", dijo Blanco ayer en Oviedo, "es el PP, y como consecuencia de ello, hoy los ciudadanos se movilizan en Cataluña contra los que los agredieron".

La secretaria general de los conservadores, María Dolores de Cospedal, señaló que es "muy grave, peligroso, y de una tremenda irresponsabilidad" que "el partido del mismo Gobierno de España por el PSC convoque una manifestación en contra de organismos constitucionales".