La Audiencia Nacional suspendió ayer el juicio que celebra contra Arnaldo Otegi y otras dos personas ante la protesta de los letrados por la traducción del euskera al castellano de las palabras que pronunció el líder aberzale en el homenaje al etarra Jose María Sagarduy en el 2005. El tono coloquial de la presidenta del tribunal, Angela Murillo, suscitó críticas de las asociaciones de jueces y del PNV.

Otegi se sienta en el banquillo por un delito de enaltecimiento del terrorismo. El problema es que sus palabras fueron pronunciadas en euskera y la Audiencia Nacional no ha tenido tiempo de traducirlas al castellano durante los cinco años que ha estado instruyendo este caso.

En la sesión de ayer se visionó la grabación del homenaje, que solo fue entendido por los acusados, sus letrados y parte del público, ya que se emitió en euskera. Por ello, Murillo soltó la primera perla de la jornada: "Es evidente que la sala no ha entendido ni papa". Y suspendió la vista media hora para que la intérprete tradujera la cinta.

Los abogados de Otegi y del resto de los acusados no estaban muy conformes con esta decisión y al reanudarse la vista pidieron que se anulara el vídeo como prueba. Después, cargaron contra la traductora, que les pidió disculpas por un error que había cometido. Murillo le espetó: "Aquí no tiene que pedir perdón a nadie".

CRITICAS El portavoz de Jueces para la Democracia, Miguel Angel Gimeno, cuestionó las "formas" de Murillo. "Tenemos que guardar unas formas incluso cuando estamos delante de personas con las que no compartimos nada". El portavoz de la Asociación Profesional de la Magistratura, Antonio García, también tildó de desafortunadas las expresiones de la presidenta del tribunal. El dirigente del PNV Emilio Olabarria cuestionó las "expresiones castizas" de la jueza.