Los espías españoles que viajaban en el segundo coche recibieron fuego graneado desde la terraza de un edificio cercano a la carretera, lo que hace suponer que los agresores habían preparado de antemano la emboscada, según explicaron ayer fuentes militares.

Era las 13.15 de la tarde en España del sábado cuando los ocho agentes abandonaban el hotel de Bagdad donde habían almorzado con otros compañeros. Subieron a sus coches, dos todo terreno de color blanco, y emprendieron viaje hacia a Nayaf. Habían avanzado unos 30 kilómetros por una carretera secundaria que discurre paralela a la autopista entre Bagdad e Hilla. A la altura de la localidad de Lattefiya redujeron la velocidad. En ese momento, el primer coche fue rebasado por un vehículo en el que viajaban varios individuos que abrieron fuego contra él.

El conductor perdió el control y se salió de la calzada, yendo a parar a una zona encharcada. Los agresores situaron su coche delante y siguieron disparando con sus fusiles de asalto. Después, les arrojaron varias granadas de mano.

FUEGO DESDE UNA TERRAZA Los compañeros que viajaban en el segundo coche se percataron de la agresión, echaron pie a tierra y abrieron fuego. En ese momento recibieron varias ráfagas de fusil. Dos murieron. Los tiros no sólo procedían de los asaltantes del primer vehículo sino también de la terraza de un edificio cercano. Dos agentes lograron cruzar la autopista bajo una lluvia de balas y uno de ellos, el comandante Carlos Baró Ollero, logró llamar a la base en Madrid y avisar de que estaban siendo atacados. Después murió.

El otro, José Manuel Sánchez Riera, logró zafarse en el coche de un iraquí y llegar a la localidad de Mahmudiya, donde avisó a la policía iraquí, a la embajada, y parece ser que a la base militar en Diwaniya. Nada más producirse el tiroteo, los conductores que circulaban por la carretera y por la autopista próxima pararon sus vehículos.

El enfrentamiento duró entre 20 y 30 minutos, según la versión del superviviente al ministro de Defensa, Federico Trillo. Después, los agresores huyeron en el mismo coche por un camino secundario. Un grupo de iraquís, jóvenes en su mayor parte, patearon los cuerpos tendidos en la calzada y lanzaron gritos a favor de Sadam.

La policía iraquí tardó al menos una hora en llegar al lugar de los hechos. José Merino y José Lucas iban a sustituir a Alberto Martínez y Luis Ignacio Zanón en el destacamento de Nayaf, mientras que José Carlos Rodríguez y el superviviente José Manuel Sánchez iban a relevar a Carlos Varo y Alfonso Vega en Diwaniya. Habían llegado el miércoles y realizaban contactos antes de incorporarse en enero.

LOS OJOS DE LA PLUS ULTRA Los agentes del CNI formaban parte de los equipos de espías constituidos el pasado verano para apoyar a la Brigada Plus Ultra. Realizaban tareas de contrainteligencia y contraterrorismo. Trabajaban para prevenir los riesgos que pudieran amenazar la seguridad de las fuerzas españolas y centroamericanas desplegadas en las provincias de Nayaf y Al Qadisiya. Así lo destacó ayer el presidente del Gobierno, José María Aznar, quien elogió su valor al enfrentarse a "los terroristas que disparaban desde la carreteras y desde varias casas vecinas", y la "calidad moral" de los que no dudaron en defender a los compañeros atacados perdiendo su vida.

El jefe del destacamento de Nayaf, teniente coronel José Luis Gutiérrez Sánchez, declaró al diario El País que "sin ellos, nos hemos quedado ciegos", es decir, sin elementos de información exterior sobre los iraquís.