La campaña del PP contra el pacto de la izquierda catalana crispó el debate de ayer en el Congreso. José María Aznar desacreditó al líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, por tolerar que el socialista Pasqual Maragall presida la Generalitat catalana gracias a "acuerdos increíbles" con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

En su última intervención parlamentaria tras 21 años en el Congreso, Aznar calificó a Zapatero de "persona insolvente" por avalar el pacto de gobierno del PSC, ERC e ICV-EUiA. En respuesta a una pregunta del líder del PSOE, el presidente le acusó de "abdicar de sus responsabilidades" al permitir una alianza que, a su juicio, mina la "cohesión constitucional" de España y revela su falta de "sentido común".

Aznar acusó a Zapatero de "pactar por un trocito de poder", y rechazó su oferta de consenso sobre política exterior recordando que el acuerdo del Gobierno catalán compromete a los firmantes a evitar que el PP gobierne en España. Incluso le preguntó si había consultado su oferta con ERC.

LA "AMENAZA" DEL PSC A raíz de otra pregunta, formulada anteriormente por Gaspar Llamazares (IU), Aznar prometió mantener ante la Generalitat una actitud de "colaboración y lealtad institucional", pero exigió a la izquierda catalana una reciprocidad que no aprecia. Censuró, por ejemplo, que Maragall formulase una "amenaza" al decir que si el PP no acepta la reforma del Estatuto catalán "el drama está servido", o al anunciar que Cataluña inicia un "camino irreversible hacia la libre decisión y libre interdependencia".

El presidente también rechazó la mejora de la financiación catalana que reclama el tripartito catalán con el argumento de que "consiste en que paguen menos los que más tienen y los que menos tienen, paguen más". "Para ser un gobierno progresista, de la solidaridad y de izquierdas, el estreno no puede ser más brillante", sentenció.

En un debate bronco, los populares interrumpieron continuamente a Zapatero, que ni siquiera pudo acabar su discurso. El líder socialista respondió a Aznar que dirige un Gobierno "tan legítimo como el que hay en Cataluña", pero le acusó de "criminalizar el comportamiento de presidentes autonómicos".

También denunció que, con su conducta "autoritaria", ha agravado todos los problemas de España, también los territoriales. "Su proyecto, como el de su partido, está tan agotado como su mandato", sentenció. Llamazares, por su parte, acusó al líder del PP de "enfrentar" a España con Cataluña.

Pero, al margen de Aznar, quien ayer echó más leña al fuego de la polémica fue el popular Manuel Fraga. En Madrid, el presidente gallego recordó a Maragall que el Estado dispone de instrumentos para preservar la unidad de España, que definió como una "nación indivisible y patria de todos los españoles".

¡VIVA LA CONSTITUCION! Fraga citó dos de estos instrumentos: el artículo 155 de la Constitución, que permite al Gobierno suspender una autonomía previo acuerdo del Senado; y el 8, que otorga a las Fuerzas Armadas la misión de garantizar "la soberanía e independencia de España y su integridad territorial". "Si ése es el drama que algunos quieren acometer, allá ellos. ¡Viva la Constitución de España!", concluyó.

Antes de partir hacia Galicia, Fraga se cruzó en el aeropuerto de Barajas con el líder del PP, Mariano Rajoy, al que comunicó que en sus declaraciones había estado "duro" con Maragall.

El PSOE, por su parte, se esforzó ayer en desacreditar la estrategia del PP de demonizar al tripartito catalán. El portavoz socialista en el Congreso, Jesús Caldera, achacó las "amenazas" a Maragall y la "virulencia" de los ataques populares a que el PP "no acepta derrotas electorales" como la sufrida en Cataluña.

Más problemas tuvo Caldera para valorar la misiva que ayer publicó El Mundo, en la que el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono (PSOE), deja entrever su inquietud por el pacto con ERC. Caldera se negó a interpretar que Bono estuviera mostrando "reservas" al acuerdo.