José María Aznar se empleó ayer a fondo contra la apuesta del Gobierno por el final dialogado a la violencia. No solo responsabilizó indirectamente a José Luis Rodríguez Zapatero de "romper" las reglas del juego democrático, sino que le advirtió de que negociar con Batasuna significa la "sumisión y rendición" de España a la "coacción" de los terroristas. Por el contrario, comparó la actitud de los populares con la resistencia al nazismo, al fascismo y al comunismo.

La recogida del Premio Jesús Mari Pedrosa, en el sexto aniversario del asesinato de ese concejal del PP en Durango (Vizcaya), brindó al expresidente la posibilidad de recuperar su discurso más duro contra la disposición del PSOE a "negociar". De hecho, recordó que para él no ha perdido sentido hablar de la "derrota de ETA" porque, según dijo, es el "único final aceptable" además de posible.

Aznar llamó "aprendices de brujo" a los socialistas que ponen en peligro el terreno "ganado a la libertad", y denunció que han roto el pacto antiterrorista. Les reprochó que pretendan legalizar a Batasuna y comparó la actitud del Gobierno socialista al no querer aplicar la ley de partidos con la de un médico que ordena a su paciente dejar de tomar un medicamento "porque le está curando".

El expresidente sentenció que no existe un proceso de paz, sino de "entrega, sumisión y rendición a los terroristas".