José María Aznar ha empezado a esbozar una teoría conspiratoria para justificar todos sus males. Tras destaparse el millonario contrato firmado por su Gobierno con el lobi que le tramitó la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos, el expresidente se presentó ayer como víctima de "una campaña de pura aniquilación" que, dijo, no va dirigida sólo contra él, sino que persigue "aplastar al PP como oposición".

"Quieren obligar al PP y a sus votantes a avergonzarse de ocho años de un Gobierno limpio, honrado y eficaz", declaró Aznar desde Iberoamérica a La Razón. Sin entrar en detalles sobre el turbio contrato suscrito por el Ministerio de Asuntos Exteriores con el bufete Piper Rudnick, aprobado por el Consejo de Ministros bajo su presidencia pero silenciado ante la opinión pública, el expresidente se limita a proclamar su inocencia: "Jamás he usado fondos públicos en mi beneficio ni he incumplido mis obligaciones como gobernante".

Aznar califica de "infamias" y "catarata de manipulaciones" las informaciones que demuestran que el lobi, contratado por dos millones de dólares a cargo del erario público, hizo gestiones para conseguirle la medalla de honor del Congreso. Aunque dice reservarse la posibilidad de emprender acciones legales en defensa de su honor, Aznar no aporta datos que rebatan la autenticidad de los documentos divulgados, corroborada por la exministra de Exteriores Ana Palacio.

Por su parte, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, confirmó la orden del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de cancelar los pagos pendientes al lobi Piper Rudnick.