Crecido por la crisis del PSOE en Madrid, José María Aznar fustigó ayer con saña a un José Luis Rodríguez Zapatero que bastante hizo con no hincar la rodilla en el suelo. Explotando la traición de los socialistas Eduardo Tamayo y Teresa Sáez, el presidente cuestionó el liderazgo del máximo dirigente del PSOE, que le replicó vinculándolo personalmente al "golpe" de Madrid. Trama de la que, sin embargo, Zapatero no desveló ningún dato nuevo.

En su último debate sobre el estado de la nación, Aznar se esforzó en vapulear al líder socialista para allanar el camino al futuro candidato del PP a la Moncloa. Tantas ganas tenía de arrancarse la espinita del anterior debate, en el que Zapatero le puso contra las cuerdas, que en cuanto tomó la palabra golpeó al oponente en su flanco más débil: la deserción de dos diputados del PSOE en Madrid: "Los políticos no deben trasladar a las instituciones sus conflictos de partido, sino asumir su responsabilidad".

BALANCE AUTOCOMPLACIENTE

Ya en el turno de réplica, y tras realizar un autocomplaciente balance de sus siete años al frente del Gobierno, Aznar definió a Sáez y Tamayo como "dos diputados veteranos" del PSOE que "ayudaron" a Zapatero a ocupar la secretaría. "Le han puesto encima de la mesa una de las muchas letras que ha ido firmando", le espetó, reprochándole que "busque responsabilidades ajenas" en el "circo de Madrid" y olvide las presidencias autonómicas logradas por el PSOE gracias a tránsfugas.

Para cuestionar el liderazgo de Zapatero, Aznar sentenció que en el PSOE "nadie le hace caso", y citó ejemplos: los devaneos del alcalde socialista de San Sebastián con el PNV; los pactos del PSOE navarro con los nacionalistas; y el apoyo que el líder del PSC, Pasqual Maragall, ha prestado al presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, en su pulso con el Tribunal Supremo.

"Regenere su partido si puede, porque hay algunos que tienen ganas de regenerarle a usted antes de tiempo", le aconsejó, alertándole del riesgo de que ni siquiera llegue a ser candidato en las generales del 2004. A modo de resumen, Aznar sentenció que Zapatero "no tiene proyecto, ni equipo, ni ideas, ni liderazgo".

DISCULPAS DE ZAPATERO

Fue Zapatero quien había orientado su bronca cara a cara con Aznar hacia lo que definió como el "golpe" de Madrid. Tras reiterar su petición de "disculpas" a la sociedad por haber incluido en sus listas "a dos personas indignas", desgranó las informaciones que, a su juicio, revelan que el PP está detrás de esta "trama".

Aunque Zapatero había prometido desvelar "toda la verdad", ayer se limitó a recordar las relaciones de Tamayo con el promotor Francisco Bravo, militante del PP, y con el abogado José Esteban Verdes, así como las llamadas de éste último al dirigente popular Ricardo Romero de Tejada. Si tenía datos concluyentes que vinculen al PP a esta supuesta conspiración, ayer desaprovechó una gran ocasión para divulgarlos.

Con todo, el líder del PSOE puso en duda que "en un partido tan unido y disciplinado" como el PP, ni Aznar, ni el vicepresidente Rodrigo Rato, ni el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, conociesen la trama. Hasta se atrevió a acusar a Aznar de no haber asumido ninguna responsabilidad por los casos de corrupción que han afectado al PP, a lo que presidente, que cerraba el debate, respondió desenterrando el caso Filesa, entre otros.

LAS MENTIRAS DE LA GUERRA

Si Zapatero no se dejó más pelos en la gatera fue gracias a sus ambiciosas propuestas de regeneración democrática y a la firmeza con la que acusó a Aznar de ocultar su "ineficacia" a base de "mentiras" y "autoritarismo". Le acusó de haber mentido en la crisis del Prestige y al justificar su apoyo a la guerra de Irak por la existencia de unas armas que siguen sin aparecer. Sus mejores argumentos para salir del paso en un debate del que, a causa del escándalo de Madrid, podría haber salido mucho peor parado.