Con alrededor de 15 puntos de ventaja en las encuestas, la economía a flor de piel y la convicción de que los españoles se aferran ya al cualquier tiempo pasado fue mejor , el PP ha decidido recuperar para su precampaña a José María Aznar, que ha aceptado gustoso el lance de la actual dirección de su partido, con la que mantenía desde hace tiempo cierta distancia.

Así, Aznar se reestrenó ayer en León, en la cumbre de populares en el exterior, y se despachó a gusto y sin tabús. Nadie puede decir que no avisó de sus intenciones, puesto que antes de empezar con la parte más polémica de su discurso (que no llevaba escrito), avanzó a su auditorio que se disponía a "hacer de Aznar un poquito". Fue entonces cuando azuzó el fantasma de la intervención de España y garantizó que Mariano Rajoy recortará el Estado de las autonomías si gana las próximas generales.

"España es un Estado marginal e inviable .... Y un Estado con tal grado de debilidad tiene que ser reformado, no solamente en cuanto al gasto, sino en gran medida en cuanto a la ordenación, porque España no da para tener 17 instituciones que hagan lo mismo. Alguien le tiene que poner el cascabel al gato, y ese va a ser el PP", auguró.

Ahora está por ver si Rajoy, en caso de llegar a la Moncloa tras dos derrotas consecutivas en las urnas, convierte en una realidad los vaticinios de quien lo eligió como sucesor. De momento, el líder de los populares se ha comprometido a revisar el actual modelo territorial a fin de evitar duplicidades y ahorrar en gastos, además de favorecer la unidad de mercado.

De hecho, en el programa electoral con el que concurrió a las generales de 2008, Rajoy proponía ya distintas medidas para hacer "más fuerte" el Estado y, hace tan solo unos meses, encargó a la fundación de Aznar un informe con nuevas recomendaciones en ese sentido: en FAES se le ha aconsejado agrupar comunidades autónomas y suprimir ayuntamientos de ciudades pequeñas, entre otras cosas. ¿Se atreverá Rajoy a tanto? Para comprobarlo, habrá que esperar. De momento, su número dos, María Dolores de Cospedal, apuntó ayer también desde León que ya es momento de "corregir los excesos" del Estado autonó- mico y exigir "lealtad constitucional", pero sin dar pistas.

El vínculo entre la "lealtad" y los nacionalismos es otro de los temas recurrentes de Aznar. Por eso, ayer se atrevió a solicitar a los españoles ya no que voten a Rajoy, sino que le otorguen la mayoría absoluta, para que no dependa de los nacionalistas.

RECELOS DE CiU Y es que Aznar, que en 1996 pactó con PNV y CiU, hoy no se fía. Ni siquiera de CiU, como evidenció que ayer aludiera --sin citarlo-- a Artur Mas y sus supuestas intenciones futuras. "Cuando algunos dicen, ´oiga yo soy soberanista, pero no soy partidario de organizar un referendo de independencia, porque eso hoy divide a la sociedad´, te está diciendo, ´yo soy soberanista, pero no soy partidario de organizar un referendo hoy, porque lo pierdo. El día que lo gane, vaya si lo organizo´. Eso es una ruptura de los consensos básicos de la Transición", dijo.

En este contexto, aprovechó para exigir al partido que respalde sin fisuras a Rajoy y destacó que el apoyo "más modesto pero más decidido" con el que cuenta el jefe del PP es con el suyo. El comentario no es baladí, cuando el que fuera su mano derecha en la política, Francisco Alvarez Cascos, acaba de plantarle cara a Rajoy, abandonando las filas populares. Aznar ha tenido que elegir, y lo ha hecho.

RESCATE ECONOMICO Aún le sobró tiempo al expresidente Aznar para alertar sobre la "situación límite y crítica" en la que, en su opinión, se encuentra la economía española, "que está intervenida de hecho, y ahora se discute si va a ser intervenida de derecho", espetó.

Tan polémico comentario enfadó a los socialistas: el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba replicó que hay declaraciones que descalifican más a quien las hace que a quién van dirigidas.