Cinco años después de la polémica invasión de Irak y la desastrosa posguerra, que nadie se preocupó de planear, José María Aznar sostiene que la situación en aquel país es "muy positiva". El expresidente, como Tony Blair y George Bush, afirma que si hoy tuviera que decidir volvería a "hacer lo mismo".

Aznar fue entrevistado el domingo en el semanal Broadcasting House, de Radio 4 de la BBC, sobre las circunstancias que rodearon el inicio de la guerra. En un inglés pausado y con ligero acento americano, Aznar repitió, inflexible, los argumentos que siempre ha sostenido. A la pregunta de si habría que haberle dado a Sadam Husein más tiempo, Aznar responde categórico: "No. Volvería a actuar de la misma manera. Fue un momento muy difícil para mí, pero mis convicciones, mi conciencia, mi mente están limpias. Tomamos la decisión correcta".

El mundo miraba inquieto la reunión relámpago de las Azores, que apenas duró una hora, el tiempo justo de hacerse la foto y anunciar que la decisión de ir a la guerra estaba tomada. Aznar describe como "muy simple, muy breve y muy tranquila" la reunión: "Cenamos y tuvimos tiempo de tratar distintas cuestiones. Recuerdo aquel encuentro con especial intensidad, por la trascendencia que tenía para la gente y para nosotros".

El expresidente habla de la relación que le unía a Blair y Bush como "muy personal". "Había una convicción muy fuerte de que teníamos razón y de que teníamos que tomar decisiones difíciles, pero era nuestra responsabilidad", dice.

El Irak de hoy que pinta el expresidente tiene poco de ese país destrozado por un conflicto que se ha cobrado al menos medio millón de vidas. "No todos los problemas están resueltos, pero la vida de los iraquís es más fácil que con Sadam. No es una situación idílica --resume--, pero sí una situación muy positiva".