El expresidente José María Aznar está muy enfadado con lo que está ocurriendo en el seno del PP. Tanto que, en contra de sus costumbres, lo ha hecho llegar a los medios de comunicación. "Aznar está profundamente disgustado por la marcha de María San Gil y de José Antonio Ortega Lara", apuntaba ayer un portavoz oficial del ahora responsable de FAES. Pero el mensaje tenía otro destinatario al que sus palabras iban a hacer mucho daño: Mariano Rajoy, el hombre que él mismo designó sucesor.

Aznar estaba en la capital de Perú la noche del miércoles, cuando adquirió categoría de oficial el abandono de San Gil. Ayer por la mañana regresó a Madrid. Al bajar del avión, recibió la noticia de que también José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones secuestrado en 1995 por ETA y liberado bajo su mandato, decía adiós al partido al que había estado afiliado desde 1987.

PORTAZO "SOLIDARIO" Este burgalés, amigo de Jaime Mayor Oreja, se presentó en las últimas municipales en su tierra para "solidarizarse", según dijo entonces, con todos aquellos que hacían lo propio en Euskadi. Ahora, también por "solidaridad" con San Gil, da un portazo.

Rajoy, por su lado, guardó silencio hasta que llegó la noche. Tenía un compromiso en el Club Siglo XXI. Recomendó "tranquilidad" a los que dudan de él, insistiendo en que no ha cambiado. Según dijo, el PP "saldrá adelante" y él no fallará a sus votantes.

TRISTEZA DE BOTELLA Antes de que lo hiciera Aznar e incluso antes de que se supiese que Ortega se iba del PP, había salido a la palestra su esposa, Ana Botella. Se manifestó "triste y preocupada" por la marcha de San Gil y advirtió, ya sin tapujos, que su organización está viviendo "un momento sin duda de crisis".

Botella, teniente de alcalde de Madrid, no quiso ir más allá. Pero tampoco se molestó en poner paños calientes a nadie, aunque fuera al sucesor de su marido. También confesó su "preocupación" por las consecuencias que ello pueda tener para el PP. "Llevamos bastante tiempo mirándonos a nosotros mismos, cuando están ocurriendo en el país cosas importantes y es fundamental la labor de la oposición", sentenció Botella.

Quizás la reacción de Aznar y Botella fue la más relevante del día por su peso en el partido, pero no fue la más contundente. La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, no se ahorró las críticas a Rajoy: "Si Ortega Lara se va y San Gil no va a presentarse a la reelección, significa que algo se está haciendo no mal, sino muy mal en la dirección del PP".