José María Aznar analizó y remitió a los responsables del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) el polémico informe británico sobre el arsenal prohibido de Sadam Husein, cuyas falsedades han acabando saliendo a la luz. Aunque ahora el presidente niega haber basado su apoyo a la guerra en más informes que los de la ONU, fuentes del espionaje español aseguran que el Ejecutivo manejó, entre otros documentos reservados, el dosier que manipuló el Gobierno de Tony Blair para crear alarma en torno al potencial armamentístico iraquí.

La Moncloa recibió el pasado otoño el informe elaborado en septiembre por el Comité de Inteligencia Conjunto de Reino Unido, pero la versión que llegó a Aznar ya incluía las imprecisiones y exageraciones que ahora investiga la justicia británica tras la muerte del científico David Kelly. Este había transmitido a periodistas de la BBC su malestar por los retoques que, con el afán de justificar la guerra, el equipo de Blair introdujo en el dosier confeccionado por el espionaje británico sobre las armas de destrucción masiva supuestamente desarrolladas por Irak.

ATAQUE EN 45 MINUTOS

El documento, que obra en poder del CNI y también de este diario, contiene todas las exageraciones y manipulaciones presuntamente introducidas por el Ejecutivo británico, incluida la aseveración de que "algunas de las armas (químicas y biológicas)" iraquís podían ser usadas "en 45 minutos". Aznar tuvo un conocimiento detallado del informe, que incluye mapas y fotos por satélite del paradero de los supuestos arsenales iraquís. Algunos de estos datos coinciden con los que el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, presentó como pruebas el 5 de febrero ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

El presidente, no obstante, se cuidó de citar en público los datos que le había proporcionado Blair. Sólo una vez, el 2 de febrero, garantizó que, como otros gobiernos, el español disponía de "información de carácter reservado" acerca de las armas prohibidas de Sadam. Once días después, en una entrevista televisiva, pidió enigmáticamente a los españoles que confiaran en él. "El régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva", aseguró entonces.

La convicción con que se expresaba Aznar contrastaba con el análisis que hizo el CNI del dosier británico. En febrero, los servicios de inteligencia elevaron al presidente un informe que no corroboraba la alta operatividad que Londres y Washington atribuían a las armas iraquís. Este documento, revelado recientemente por el El País, sólo constataba la voluntad de Sadam de desarrollar programas de armas químicas y biológicas.

ARGUMENTOS DE AZNAR

Concluida la guerra, y tras estallar la polémica por la manipulación de los informes de Londres y Washington sobre el arsenal iraquí, Aznar ha alegado que él jamás los citó en público. Y ello a pesar de que en junio el Gobierno ya admitió por escrito, en respuesta a una petición de IU, que entre la documentación que manejó sí figuraba dicho informe.