Zanjada la crisis interna del tripartito, el PP se afanó ayer a sacarle el máximo provecho electoral. Pero José María Aznar no se limitó a reproducir las consabidas descalificaciones contra el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, por su falta de liderazgo. El presidente se aferró al caso Carod para reclamar formalmente a los catalanes que en las elecciones del 14 de marzo impongan un voto de castigo al tripartito de izquierdas que gobierna Cataluña.

Aznar formuló su "reflexión sobre Cataluña" durante una comparecencia en la Moncloa junto al presidente de Argentina, Néstor Kirchner. Tras vaticinar que el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, recuperará el cargo de consejero jefe de la Generalitat catalana tras concurrir a las elecciones generales, el presidente advirtió de que el 14 de marzo "los catalanes tendrán que tomar decisiones muy importantes".

"Los catalanes, que han dado tantos ejemplos de buen sentido y orientación a España, tienen que saber que no van a estar a gusto mientras al frente de su Gobierno haya personas que quieren pactar con una organización terrorista, haya empresas que se marchen de Cataluña y haya dirigentes que todavía se permiten el lujo de proferir los peores gritos amenazantes, incitando a los peores momentos de nuestras confrontaciones y de nuestra guerra civil". En estos términos aludió Aznar a las proclamas formuladas la víspera por Carod --"No pasarán. Viva Cataluña libre"--, para al fin sentenciar: "Esta Cataluña, la del no pasarán, no tiene futuro".

Para Aznar, la divulgación de la entrevista de Carod con la cúpula de ETA constituye "uno de los espectáculos más bochornosos vistos en mucho tiempo en la política española". A su juicio, la crisis del tripartito "ha puesto en juego la dignidad, el decoro y la decencia de las instituciones catalanas".

LA ACTITUD DE MARAGALL "Para colmo", agregó, el presidente catalán, Pasqual Maragall, "no sólo no ha expulsado del Gobierno catalán a Carod ni ha roto su acuerdo con ERC, sino que además le ha disculpado" y, vaticinó, le deja "las puertas abiertas" para cuando quiera recuperar el cargo. También recordó que fue el líder de los socialistas quien exigió a Maragall la cabeza de Carod-Rovira, para al fin llegar a su eterna consigna: que el liderazgo del secretario general del PSOE es "irrelevante".