José María Aznar tiene un importante club de fans. Abarrotan cualquier lugar en el que se presenta, son capaces de usar sin contemplaciones codos como armas ofensivas y no soportan que nadie más se acerque a su ídolo. La cita era ayer por la mañana en Madrid, en la confluencia de dos calles comerciales, y el objetivo era firmar contra el Estatuto catalán. En cuanto bajó del coche sonaron los aplausos y las peticiones de que retorne a la primera línea de la vida política. "¡Aznar, vuelve, por favor! Que nos comen", "Necesitamos gente con coraje", gritaban.

El tono sonaba a un SOS. No en vano se trata de "impedir el desastre catalán", como decía una de las señoras apostadas junto a la mesa petitoria. A Aznar le acompañaban las otras dos As del partido: Acebes y Aguirre. Hubo piropos para todos. Pero si alguien tiene tirón entre las señoras, ése es el presidente de FAES. Para ellas es un modelo a seguir. Incluso una recriminaba a su marido por querer cortarse el pelo: "No ves lo larga que lleva la melenita y lo bien que le queda. Pues tú así".

Consulta del DNI

Firmó. Pero Aznar tuvo que sacar el DNI de la billetera porque no se acordaba del número. "¿No te lo sabes?", dijo indiscreta la presidenta de Madrid. Después se pusieron los tres detrás de la mesa para hacerse la foto. Sobre sus cabezas, pendía el rótulo con el número de firmas recogidas hasta el día de ayer: 1.600.000. El PP informó después de que hay 65.000 más.

En este tipo de concentraciones, los simpatizantes del PP acostumbran a dedicar algunas palabras poco amables a los periodistas de TVE. El error de la imagen de Rajoy intercalada entre los torturados iraquís de Abú Graib ha calentado más los ánimos. Ayer, un grupo de amigas torció el gesto en cuanto vio el logo de la cadena pública. "¿Para qué vienen éstos a grabar aquí? Seguro que luego lo mezclarán con la guerra", soltó una. "¿Qué guerra?", preguntó otra, ingenua. "¡Hija! La de Irak. ¡Si no hemos hecho otra!".

El casi no abrió la boca. Sólo repitió "gracias, gracias" y sonrió a los que le abrazaban y tocaban como si no acabaran de creerse que estaba allí. Los secretarios de organización del partido, Juan Carlos Vera y José Antonio Bermúdez de Castro, tuvieron que poner firmes a algunas admiradoras y exigir que se retiraran del lugar por donde iba a pasar Aznar en dirección a su coche. "Les prometo que me voy en seguida. Sólo quiero verlo de cerca. Sólo una vez."