Los barones socialistas que acudieron ayer a Madrid a que José Luis Rodríguez Zapatero les explicara el porqué de sus reformas --principalmente las de las pensiones, la negociación colectiva y las cajas-- salieron de la sede central del PSOE resignados y no especialmente optimistas.

Se encontraron con un presidente del Gobierno nada dispuesto a hacer concesiones a la galería y convencido de la necesidad de abordar las impopulares medidas proyectadas, lo que sorprendió a algunos de ellos. Entienden que las reformas son necesarias para garantizar el futuro de las pensiones y generar de este modo más confianza en España. Sin embargo, temen que ese mensaje, a cuatro meses de los comicios autonómicos y municipales, tarde en calar en su electorado.

En la reunión hubo unanimidad pero poco entusiasmo. Y muchas dudas. De hecho, los dirigentes territoriales, preocupados por su futuro, reclamaron a su líder que explicase más y mejor las medidas para así hacerlas suyas y trasladarlas a sus bases. Lo reconoció el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, encargado de explicar los contenidos del encuentro, en el que también el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, intentaron despejar los interrogantes. "No podemos ocultar que hay preocupación sobre las reformas, pero también ha quedado claro que hay que explicarlas mucho", dijo.

La elección de Griñán como encargado de divulgar el contenido del encuentro no es casual. Por un lado, el mandatario andaluz fue ministro de Trabajo entre 1993 y 1996. Por otro, es uno de los pocos barones que no tiene una complicada cita electoral a la vuelta de la esquina. No se medirá a Javier Arenas, del PP, hasta el 2012, y aunque las encuestas también le auguran una posible derrota, tiene más tiempo para recuperarse.

"Los responsables hemos mostrado unánimemente nuestro apoyo", continuó. En otra época, ese aliento uniforme de los líderes territoriales no hubiese supuesto ninguna sorpresa, pero ahora, hasta cierto punto, lo es. Dirigentes como el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, o el secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, han criticado en los últimos tiempos las medidas del Gobierno, tanto a micrófono abierto como a puerta cerrada.

EL ANHELO Los congregados --entre ellos el primer secretario del PSC, José Montilla, que no pisaba la sede central socialista desde hace un año y medio-- encontraron, sin embargo, motivos para la esperanza. Consideran que la amenaza de huelga general se ha disipado y que el diálogo con los sindicatos puede desembocar en un pacto que, aunque no sea absoluto, les permita llegar a los comicios en mejores condiciones. "Las centrales también necesitan ese acuerdo y lo saben", explicó uno de los participantes en la reunión.