Batasuna se distanció ayer de los recientes actos de violencia callejera y, aunque sin condenarlos, los calificó como "hechos muy graves", además de expresar su deseo de que no se repitan. Esta reacción fue bien acogida por el Gobierno español, que aseguró que Batasuna "está recorriendo el camino que todos deseamos".

Con un lenguaje de matices novedosos, la izquierda aberzale se solidarizó con las familias que tuvieron que ser desalojadas por los ataques de kale borroka y mostró su preocupación por esos actos hasta el punto de identificarlos como "incompatibles" con un proceso de paz.

El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, destacó que el Gobierno "toma nota" del posicionamiento de Batasuna, y valoró especialmente que deseara el final de los actos violentos y se solidarizara con las víctimas, aunque esto último no es inédito en la trayectoria de la izquierda aberzale.

En esa línea se expresó el secretario general del sindicato LAB, Rafa Díez, que representa un papel de primera línea en la izquierda aberzale, y para quien los últimos actos de violencia callejera son "incompatibles" con un proceso de paz, aunque los puso al mismo nivel que las actuaciones judiciales y policiales contra Batasuna.

EXIGENCIA DEL PNV Las manifestaciones de Batasuna se produjeron después de que el lendakari, Juan José Ibarretxe, y la ejecutiva de su partido, el PNV, aseguraran que con violencia "no hay diálogo político resolutivo". En opinión de Ibarretxe, la kale borroka es "absolutamente incompatible" con un proceso de paz y de diálogo, aunque confió en que éstos seguirán adelante.