La abogada de Arnaldo Otegi y exparlamentaria de Batasuna Jone Goirizelaia había vaticinado que las conclusiones del debate interno en la izquierda aberzale iban a tener tal interés y trascendencia que no dejarían frío a nadie. Sin embargo, un tono relativamente gélido impregnó ayer la reacción general al documento Euskal Herria en pie, que recoge el nuevo catecismo político de los radicales para recuperar la legalidad y afrontar "la negociación" como eje de un "proceso democrático".

Lo cierto es que las reflexiones de buena parte de los actores políticos pusieron sobre la mesa la falta de credibilidad de los mensajes de la izquierda aberzale. En realidad, fueron los sindicatos nacionalistas ELA y LAB los únicos que le echaron entusiasmo a la hora de aplaudir la apuesta de los herederos de Batasuna por las "vías exclusivamente políticas y democráticas". En ningún momento echaron en falta la ausencia de referencias a ETA en el texto, ni cuestionaron que justifique la postura mantenida hasta ahora sin la más mínima crítica a la violencia.

También a Eusko Alkartasuna le pareció suficiente prueba de cambio el reconocimiento por parte de los seguidores de Otegi de que solo la política y la voluntad popular podrán cambiar las cosas hacia la independencia.

Aralar, partido que nació de la escisión de Batasuna hace una década, también saludó positivamente las conclusiones del debate. En opinión de su coordinador, Jon Abril, hasta pueden generar "sintonías de trabajo" entre ambos. No obstante, dejó margen a la cautela para decir que "hacen falta más pasos".

Y hasta ahí llegaron las celebraciones. Este núcleo nacionalista reconoce, en privado, que la izquierda aberzale ha llegado hasta donde podía para hacer una travesía hacia la legalidad sin fracturas internas, y confía en que las conclusiones del debate actúen como antesala para una declaración de tregua indefinida por parte de ETA.

El "viejo problema"

No lo ve tan claro el PNV. Su dirigente Andoni Ortuzar admitió que el compromiso de la izquierda aberzale con las vías políticas va "en la buena dirección", pero recordó que no es nuevo. De hecho, otros precedentes quedaron en nada cuando ETA impuso su criterio. Por eso, exigió que aclaren qué harán para que la banda capitule o qué dirán si actúa.

El Gobierno vasco fue más contundente. Su portavoz, Idoia Mendia, subrayó que el documento final del debate no resuelve "el viejo problema de la supeditación a ETA". En sintonía con lo manifestado por el portavoz el PSE, José Antonio Pastor, advirtió de que las buenas palabras o las buenas intenciones no son suficientes. Quieren hechos. Y los hechos pasan, o por pedir con claridad el fin de ETA, o por desvincularse de la banda.

Y mientras algunos sugerían que los batasunas habían adelantado las conclusiones para evitar que ETA las reventase, en el PP daban su alarma. "No hay nada nuevo en el mensaje. Lo que quieren es colarse en las elecciones", advirtió el portavoz parlamentario popular, Leopoldo Barreda. Además, echó un órdago al PSE: "Garantizar que los terroristas están en las urnas es clave para la relación de PSE y PP".