El gobierno alemán quiere reservarse un abanico de opciones respecto a Opel, incluida la insolvencia, tras dar por logrado el objetivo de su separación total de General Motors (GM), condición previa para una solución con futuro para la filial europea del consorcio estadounidense abocado a la quiebra.

Así lo dio a entender el ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, ante la reunión en Cancillería en la que Berlín pretende aprobar un modelo fiduciario como solución transitoria para Opel, pero no quiere verse "secuestrado" en la búsqueda de alternativas.

Ninguno de los conceptos presentados por los inversores potenciales -el italiano Fiat, el austríaco-canadiense Magna y el estadounidense Rippelwood- es "suficientemente satisfactorio", insistió el ministro, tal como viene repitiendo desde hace días. Por tanto, no puede descartarse ninguna opción, tampoco la de una "insolvencia ordenada".

Guttenberg indicó, asimismo, que de la reunión de esta noche, que se abrirá sobre las 19.00 GMT, no debe esperarse necesariamente "un pronunciamiento claro a favor de un inversor".

Según avanzó el vice-portavoz del gobierno, Thomas Steg, está claro que la reunión debe "arrojar resultados", pero "probablemente no una decisión definitiva" acerca de cuál será ese inversor.

Hasta ahora, se perfilaba como favorita la compañía de componentes austríaco-canadiense Magna, opción que asimismo prefiere el comité de empresa y que, según los medios, supondría la destrucción de unos 10.000 puestos de trabajo.

A las opciones hasta ahora conocidas se añadió en el último momento el grupo chino Beijing Automotive Industry Corp (BAIC).

Steg dejó entrever que de éstos se mantendrán abiertas dos opciones y aclaró, con respecto al inversor chino, que hasta ahora sólo ha presentado "declaraciones de intenciones", no planes, pero que no se le descarta si presenta planes concretos.

El gobierno de la canciller Angela Merkel se había marcado el objetivo de conseguir de los representantes de GM y del gobierno de EEUU la separación de Opel para que la crisis de la casa matriz no arrastre a la empresa.

A la reunión en la Cancillería asistirán, junto a Merkel y varios ministros, los jefes de gobierno de los cuatro "Länder" con plantas de Opel, así como representantes del gobierno de EEUU.

La cita irá precedida de una sesión entre los expertos y cada uno de los inversores -aunque no los chinos, por premura de tiempo, según Steg-, para que éstos presenten sus últimas opciones.

La cita en Cancillería de la noche se había anunciado de antemano como decisiva, ante la quiebra que se perfilaba ya como inevitable de GM, a lo que se añadió a media mañana el anuncio de que General Motors había decidido separarse Opel y dejar el camino libre a un posible comprador.

En un comunicado, difundido después de una reunión extraordinaria del consejo de vigilancia, se dejaba constancia de que ello incluía la transmisión de plantas, fábricas, patentes, derechos y tecnología, Opel estará preparada para una solución fiduciaria.

La transmisión a Opel de los derechos de patente, fábricas y tecnología reforzó la tesis de que General Motors presentaría en las próximas horas una declaración de insolvencia.

El Gobierno estadounidense ha dado de plazo hasta el próximo 1 de junio a General Motors para presentar un plan de saneamiento susceptible de ayudas públicas o declarar insolvencia.

Opel tiene fábricas en Alemania, Suecia, España, Reino Unido, Polonia y Bélgica, con un total de 52.000 empleados, de los cuales 25.000 corresponden a las plantas germanas.

El papel del Gobierno de Berlín en la búsqueda de una solución para Opel es determinante, en tanto que principal avalista de los créditos que se precisará la filial europea de GM si el grupo matriz va a la suspensión de pagos.

A todo esto, el presidente del instituto de investigaciones económicas Ifo, Hans-Werner Sinn, advirtió de que el gobierno de Berlín se está dejando extorsionar por el peso político que acarrearía una insolvencia de una empresa como Opel a meses de las elecciones generales, el 27 de septiembre.

Los avales que cada uno de los inversores piden para "salvar" a la compañía son superiores a lo que costaría crear el mismo número de puestos de trabajo en el sector, por lo que lo más conveniente sería la fórmula de la insolvencia ordenada.