Utilizando el sarcasmo a modo de florete, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, logró neutralizar ayer el virulento recibimiento que le dispensó el PP en su estreno parlamentario. Bermejo agradeció la "moderación" de los populares, que lo sometieron a un bombardeo de siete preguntas y una lluvia de descalificaciones, y les envió un mensaje contundente: la lucha contra el terrorismo y la ilegalización de partidos deben hacerse con la ley en la mano, no por valoraciones subjetivas. El ministro reiteró su consideración de que la composición actual del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) carece de legitimidad por no reflejar la distribución actual del Parlamento.

El interrogatorio a Bermejo se desarrolló en un ambiente de abierta bronca, que obligó a intervenir en repetidas ocasiones al presidente del Congreso, Manuel Marín. El ministro soportó con estoicismo que los diputados conservadores le tacharan de "hooligan ", "radical" o "sectario". Sin perder la templanza, el ministro les fue clavando estocadas a cada uno. Al portavoz del PP, Eduardo Zaplana, le dijo que solo acepta de él "lecciones de ladrillos", no de derecho, en alusión a los casos de corrupción urbanística en la Comunidad Valenciana. "¡Fuera! ¡fuera!", tronó la bancada popular.

A Angel Acebes, que exigió emprender el trámite para la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK, por sus siglas en euskera), le restregó su "escasa experiencia en los tribunales" y lo invitó al Ministerio de Justicia para explicarle cómo se inicia un proceso de ilegalización de partidos --"seguro que me va entender", ironizó-- y, de paso, para que cuelgue el cuadro que se le ha hecho como extitular de Justicia.

Duelo político Quizá el enfrentamiento más esperado fue el que sostuvo con José María Michavila, también ministro de Justicia con el PP, con quien mantuvo una dura confrontación durante su etapa como fiscal de Madrid. A la cáustica "bienvenida" que le brindó Michavila, Bermejo le respondió con otra bienvenida, por ser su rival un "diputado ausente que rara vez aparece". El ministro dijo no tener "cuentas pendientes" ni con Michavila ni con el PP. Aseguró incluso tener "muy buenos amigos" en el partido conservador. "Pero permítanme que no les diga quiénes son, porque todavía no me atrevo", apostilló.

Finalmente, el ministro aludió a la necesidad de respetar a la justicia, incluso, dijo, cuando las sentencias se refieran al etarra Iñaki de Juana Chaos.