En medio de la ofensiva más severa y rápidamente orquestada contra el nombramiento de un ministro que ha habido en los últimos años, Mariano Fernández Bermejo prometió ayer su cargo como nuevo ministro de Justicia, ante los Reyes y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

La ceremonia tuvo lugar a las cinco de la tarde en el Palacio de la Zarzuela. Con la mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución, Bermejo prometió "cumplir fielmente las obligaciones como ministro de Justicia". Está previsto que Juan Fernando López Aguilar, próximo candidato del PSOE a la presidencia de Canarias, le traspase hoy la cartera en la sede del ministerio. Zapatero ha elegido a Bermejo, una persona procedente del mundo de la justicia --era el fiscal-jefe de lo contencioso-administrativo en el Tribunal Supremo--, de carácter firme y de ideología progresista, con la intención de que intente frenar el envite de buena parte de los jueces que, con sus fallos, han puesto piedras en el camino al proceso de paz, a juicio del Ejecutivo.

El principal partido de la oposición considera que el nuevo ministro se caracteriza por una "máxima animadversión" hacia el PP, según el secretario conservador de justicia, Ignacio Astarloa. Bermejo se enfrentó al Gobierno de José María Aznar hasta el punto que denunció al titular de Justicia en 2003, José María Michavila, por injurias. Para Astarloa, su nombramiento puede suponer el "enterramiento" del pacto antiterrorista porque, en su opinión, se ha opuesto "a cada una de las medidas" que prevé el acuerdo.

El número dos del PP, Angel Acebes, le exigió ayer que su "primera decisión" como ministro de Justicia sea ilegalizar al partido EHAK (siglas en euskera del Partido Comunista de las Tierras Vascas). y cualquier otro con el que "ETA quiera financiarse". Zapatero, por su parte, respondió al PP que cuando en política tiene uno que "agarrarse siempre a la descalificación es porque faltan argumentos".