Desde que estalló la crisis del PP, el PSOE ha evitado excederse en sus manifestaciones sobre la desgracia de su rival. Tal actitud no responde a un gesto de cortesía, sino a una estrategia muy calculada de negar a la derecha argumentos que le permitan desviar hacia el exterior sus turbulencias internas. Ello no implica que los socialistas permanezcan mudos ante los hechos. Así, un día después de que José Luis Rodríguez Zapatero describiera la situación de los conservadores como un "jeroglífico sin solución", el secretario de organización del partido, José Blanco, dijo ayer que Mariano Rajoy está conociendo ahora "de primera mano" lo que es una "auténtica teoría de la conspiración", como la que el PP "inventó" en el 2004 con ocasión de los atentados del 11-M.

En rueda de prensa tras la reunión de la ejecutiva socialista, Blanco señaló que la crisis del PP se debatió por sus efectos en la vida política. Sobre todo, dijo, en la renovación del Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Blanco señaló que Rajoy sufre los ataques de los mismos medios de comunicación con los que hace cuatro años alentó la teoría de la conspiración contra el Gobierno. Y dijo que algunos dirigentes del PP esgrimen contra Rajoy su supuesta falta de compromiso con la unidad de España y las víctimas del terrorismo, como hicieron la pasada legislatura contra Zapatero.