No por previsibles, las primeras críticas públicas del exvicepresidente económico, Pedro Solbes, a los presupuestos del 2010 causaron ayer un nuevo seísmo interno en las filas socialistas. De puertas hacia fuera, prevaleció el criterio de morderse la lengua para no proporcionar más artillería al enemigo, con la excepción del ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, que recurrió a la ironía para enfrentarse a Solbes sin entrar en el cuerpo a cuerpo.

El anterior ministro de Economía confesó al diario El Mundo que el nuevo equipo de Elena Salgado ha hecho lo que él "no quería hacer", lo que Blanco aprovechó para recordarle, sin citarlo, que a los nuevos ministros se les designa "para hacer cosas nuevas". Una obviedad que acompañó, como ejemplo, con un reflexión personal sobre su relevo con Magdalena Alvarez: "Para hacer lo mismo, ya estaba mi antecesora".

HORIZONTES DE FUTURO Blanco puso inmediatamente la venda a la herida al matizar que la gestión de Solbes fue "la adecuada mientras tuvo esa responsabilidad", pero España tiene ante sí nuevos retos a los que hay que dar "nuevas respuestas". Y zanjó la cuestión marcando distancias con el pasado. "Zapatero entendió que era necesario dar un impulso que marcase sobre todo horizontes de futuro", dijo.

El portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, se movió por parámetros similares al recordar que Solbes ya no forma parte del Gobierno. "Ha puesto punto y final a su vida política y se ha ido", recordó, por lo que la responsabilidad de negociar y aprobar los presupuestos es "de los que ahora estamos en el Parlamento o el Ejecutivo". Alonso puso en duda las palabras del exministro al indicar que a él "no le había dicho" lo publicado por la prensa, aunque no quiso hacer más concreciones.

No sucedió lo mismo con la sucesora de Solbes, Elena Salgado, y el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, que dieron crédito a las discrepancias publicadas y dijeron "respetarlas", por venir de quien vienen, pese a no compartirlas. Chaves fue el más explícito al asegurar que "cada ministro tiene su libro", pero no por ello es "un dogma que está dotado de la verdad absoluta".

ENOJO CON SEVILLA Las declaraciones de Solbes se unen a la reciente comparación que hizo otro exministro socialista, Jordi Sevilla, entre los presupuestos y "Frankenstein". Esta última crítica ha causado un importante enojo en la cúpula del PSOE al considerar que si Sevilla no estaba de acuerdo con la política económica del Gobierno debía haberlo dicho mientras era diputado, y no ahora que ha fichado por una empresa privada.

Ante tanta divergencia, la dirección del PSOE pidió ayer a sus dirigentes autonómicos y provinciales que defiendan la subida de impuestos y la gestión de la crisis que hace el Gobierno. En una reunión en Madrid, Blanco reclamó a los barones que no tiñan de "subjetividad negativa" su visión, porque la situación es mejor que hace un año.