Lo que tenía que ser un día de jolgorio --la fiesta de la rosa-- se tornó en dura jornada de catarsis para los socialistas valencianos. "Resignados", "cómodos" y "sin ambición" son algunos de los reproches que los 3.000 asistentes al mitin tuvieron que escuchar ayer del secretario de organización del PSOE, José María Blanco, que se prestó a viajar de Madrid a Valencia para ser el encargado de dar en la cresta a la ineficiente --por cainita-- dirección del Partido Socialista del País Valenciano (PSPV).

El número dos del PSOE --acompañado por la número dos del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega-- arengó a los simpatizantes de José Luis Rodríguez Zapatero para que se atrevan a llevar a cabo "un cambio profundo" y "no solo de caras" en la dirección del PSPV y a acabar de una vez por todas con "las vacaciones de Francisco Camps", el exitoso presidente de la Generalitat Valenciana, cuyos buenos resultados electorales le han convertido en uno de los bastiones más firmes del PP que está intentando renovar el líder conservador, Mariano Rajoy.

BASES SOLIDAS Según el dirigente socialista, el PSPV-PSOE no ha sido capaz de "sintonizar" con la sociedad valenciana en los últimos 15 años, y, aunque reconoció el "fuerte" apoyo en las pasadas elecciones generales --superó el 40% de los votos--, indicó que no era suficiente.

"Hay unas bases sólidas para que el partido socialista sea la fuerza del cambio en esta comunidad autónoma. Pero para ganar debemos superar el falso debate por el poder. El poder es el que debemos de conquistar", destacó el dirigente socialista.

Asimismo, Blanco anunció que, en el congreso federal del PSOE del próximo fin de semana, el socialismo valenciano será el protagonista de una "profunda renovación" y participará en todos sus órganos de decisión.

En este sentido, el PSOE quiere acabar con las luchas internas y "de familias" en una federación que considera clave para aumentar sus votos cara a próximos comicios. La apuesta ya está hecha. Leire Pajín, secretaria de Estado de Cooperación Internacional y número dos por Alicante en las pasadas legislativas, será la portavoz de la delegación valenciana en el 37º congreso federal del PSOE.

Para llegar a este punto, Pajín ha mantenido una dura pugna política con el presidente de la gestora, el expresidente de la Generalitat Valenciana Joan Lerma, para encabezar la segunda federación más importante en el cónclave socialista.

Finalmente ayer, bajo un sol abrasador, Lerma cedió a las presiones y aceptó que Pajín, que ha contado con el apoyo de Jorge Alarte, uno de los tres candidatos a dirigir el PSPV, represente a la federación valenciana en el congreso del PSOE.

CONTRA IBARRETXE Pajín expresó a este diario su "satisfacción" por encabezar la "segunda federación de España". En este sentido, Pajín también declaró que los socialistas valencianos van a trabajar unidos "para tener un papel importante en el congreso. Ya ha comenzado la cuenta atrás del Gobierno del PP en esta comunidad".

En su alocución, la vicepresidenta Fernández de la Vega reiteró su oposición frontal a la consulta propugnada por Juan José Ibarretxe. "El segundo referendo --dijo De la Vega-- es igual de inconstitucional que el primero, porque en lugar de sumar insiste en confrontar".