El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, defendió ayer que la Iglesia "debe pedir perdón y reorientarse" por las "actuaciones concretas" durante la Segunda República y la guerra civil. No obstante, en el preámbulo de este reconocimiento --contrario a los postulados de sector más conservador que lidera Antonio María Rouco Varela--, el prelado recordó que en ese "periodo doloroso de la historia de España, en muchas ocasiones habrá motivos para dar gracias a Dios por lo que se hizo".

Blázquez insistió en esta idea ante la asamblea plenaria de los obispos, la última de su mandato. "La purificación de la memoria, a la que nos invitó Juan Pablo II, implica tanto el reconocimiento de los pecados como el cambio de actitud y el propósito de la enmienda", proclamó.

El presidente episcopal citó varios documentos de la CEE sobre la necesidad de perdonar por parte de todos los que se vieron implicados en la guerra civil, de uno y otro bando, "en acciones que el Evangelio reprueba". También se extendió sobre las recientes beatificaciones de mártires cristianos en Roma, pero quiso dejar claro que la Iglesia respeta "a las personas que han mantenido sus convicciones y han servido a sus causas hasta afrontar las últimas consecuencias".

MEMORIA SIN IRA En un implícita alusión a la ley de la memoria histórica, Blázquez aseveró que "no es acertado volver al pasado para reabrir heridas, atizar rencores y alimentar desavenencias", sino que hay que hacerlo con el "deseo de purificar la memoria, de corregir posibles fallos y de buscar la paz".

El prelado apeló a que los historiadores sigan trabajando para ofrecer plena luz sobre lo que ocurrió durante la guerra civil. Y admitió que los partidos, como cualquier grupo humano, tienen derecho a rememorar su historia, pero "sin ira".