El fracaso electoral del 1 de marzo ha pasado factura a la corriente política a la que pertenece el dimitido líder nacionalista Anxo Quintana dentro del BNG, que ha perdido el control de la dirección de la formación nacionalista. En una asamblea extraordinaria celebrada ayer, los compromisarios del Bloque se decantaron por la lista encabezada por Guillerme Vázquez, apoyada por el partido con más peso histórico en el Bloque, la Unión del Pueblo Gallego (UPG).

En esa sesión se aprobó una ponencia política que reconoce la "fragilidad" del momento por el que pasa el nacionalismo en esta comunidad y propone reforzar "el respeto muto" respecto a los socialistas gallegos.

El cónclave nacionalista comenzó con una emotiva bienvenida al líder dimitido, que desoyó los consejos de sus médicos y participó en las votaciones pese a la grave enfermedad de la que se está recuperando. Todos los delegados del Bloque, incluidos los más críticos, recibieron a Quintana puestos en pie con una gran ovación. Este reconocimiento personal no se tradujo, sin embargo, en reconocimiento político, y la candidatura que respaldaba el exvicepresidente de la Xunta no tuvo la continuidad que deseaba.

La lista de Quintana se quedó a las puertas de la renovación ya que la Ejecutiva del Bloque estará formada por 7 quintanistas, frente a los 8 de UPG. El representante de esta última, Guillerme Vázquez, se impuso tras una jornada de frenéticas negociaciones en las que no fue posible configurar una lista de unidad.

En la asamblea se aprobó una ponencia que reconoce "la fragilidad del nacionalismo" gallego y se preocupa por la tendencia "españolista" del nuevo Gobierno del PP en Galicia.