Fue un auténtico derroche. La cena de gala que el lunes ofreció Mohamed VI a los Reyes de España en Marraquech se convirtió en un ejercicio de desmesura gastronómica en el que los 300 invitados contabilizaron exhaustos seis platos con lo mejor de la refinada tradición culinaria marroquí. Pese a que se hizo con la intención de agasajar a los monarcas españoles, esa ostentación no guardó coherencia con la petición a España de más ayuda económica que antes había formulado el monarca alauí.

En la ovalada mesa presidencial, Juan Carlos I se sentó entre los hombres, entre Mohamed VI y su hermano, el príncipe Moulay Rachid. El sector de las mujeres lo integraron la reina Sofía, la princesa Lalla Salma y las tres hermanas del monarca marroquí. La esposa del rey de Marruecos lucía unos largos pendientes de brillantes, de muchos quilates cada uno, que enmarcaban un rostro muy maquillado y su magnífica melena rojiza.

Algunos asistentes tuvieron problemas con el atuendo adecuado para la velada. El ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, que como todos los hombres asistentes a la cena debía vestir de esmoquin, descubrió la noche anterior que el suyo se le había quedado pequeño. Así que el lunes, uno de sus colaboradores tuvo que remover Marraquech para conseguir un chaqué a su medida.

Sin embargo, de la desmesura del lunes se pasó ayer a la intimidad. Los reyes de España, que visitaron solos Rabat, tuvieron que reservar mesa en un restaurante de Marraquech en previsión, ante el vacío que había en la agenda oficial ya que el monarca alauí tenía previsto ir a Tánger. Al final, Juan Carlos y Sofía, pasaron la tarde con Mohamed, su esposa, Lalla, y su hijo, el príncipe heredero, con los que compartieron una merienda-cena en privado. El desplazamiento de Mohamed VI impidió que los reyes devolvieran el agasajo del lunes ofreciendo al monarca marroquí otra cena de gala.

Los reyes iniciaron su visita a Rabat depositando flores en el mausoleo de Hassan II y su padre, Mohamed V. Luego, inauguraron la Embajada de España, donde recibieron a la colonia española, que en Marruecos alcanza las 5.000 personas. "Os pido que sigáis siendo reflejo de la España actual y os animo a seguir trabajando por la prosperidad de ambos países", dijo el Rey.

Los españoles que no estaban ayer nada contentos eran los residentes en Tetuán, que han visto como la visita del Rey, prevista para hoy, se ha anulado. Aunque la explicación oficial es que la agenda no ha dejado tiempo, algunos periodistas marroquís afirmaron que el motivo es "el temor del rey de Marruecos a que en Tetuán, una ciudad que sigue abandonada, Juan Carlos fuera más vitoreado que él".