La reedición de la estrategia del calamar por parte del PP para contrarrestar los efectos del caso Gürtel ha tocado hueso. Y es de los duros. La decisión de los populares de dar crédito a las informaciones que apuntan a un hipotético enriquecimiento ilícito del presidente del Congreso, el socialista José Bono, ha puesto en pie de guerra al dirigente, que ayer movió cielo y tierra para defender su honestidad y no dudó en desafiar a Mariano Rajoy a exhibir sus respectivas declaraciones de bienes. Y no solo las suyas, las de sus "padres, cónyugues, hijos" y familiares.

Fiel a sus principios, Bono se ha tomado la "campaña difamatoria" que denuncia estar sufriendo como una cuestión de honor. Y como si de un duelo se tratase, retó "amablemente" a "todos los que dan crédito a los difamadores" a comparecer ante el fiscal o la prensa "donde quieran y cuando quieran". "En materia de transparencia me pueden igualar, no quiero ser soberbio, pero no me pueden superar", dijo en el Congreso.

El expresidente manchego fue arropado por sus compañeros, que pidieron que se estudie la posibilidad de querellarse contra la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, que el lunes dijo que pedirá una comparecencia de Bono para que explique su presunto aumento patrimonial. La presidenta del grupo popular en la Cámara baja, Soraya Sáenz de Santamaría, defendió ayer esa reclamación y fue replicada por su homólogo socialista, José Antonio Alonso.

EMBARRAR EL TERRENO Este recurrió al símil futbolístico y acusó al PP de estar "embarrando el terreno de juego" para eludir responsabilidades en el caso Gürtel , evidenciadas tras el levantamiento de la segunda parte del sumario. "La corrupción está en el PP, no en Bono, y se escribe con la G de Gürtel", dijo.

En la Moncloa, la vicepresidenta primera del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, avisó al PP de que su plan de "extender la sospecha a todo y a todos" no funciona, y el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, confirmó que Bono le ha remitido su declaración de bienes y ya la está estudiando. Si esta no presenta ninguna ilegalidad, el presidente del Congreso dispondría ya de la base necesaria para acusar a sus acusadores.

La estrategia del PP tensó los ánimos en la carrera de San Jerónimo, como se vio en la reunión de la Mesa del Congreso. Bono quiso que se debatiera una carta enviada al Parlamento por un abogado para que se investiguen sus bienes y salió de la sala para no interferir. Pero debió enterarse de todo por la bronca entre populares y socialistas sobre el procedimiento a seguir.