Flanqueado por gran parte de la cúpula militar y por una variada representación de senadores y diputados, el ministro de Defensa, José Bono, realizó ayer una visita relámpago a las tropas españolas desplegadas en las ciudades afganas de Qala-i-Naw y Herat para transmitirles su compromiso de mejorar los sueldos de los soldados. Un compromiso que calificó de "juramento" y ante el que puso como garantía su propio cargo.

Bono aterrizó en Qala-i-Naw para conocer de primera mano la labor que realiza el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) compuesto por 125 militares de la Brigada de Cazadores de Montaña Aragón I. El contingente, al que se han unido temporalmente 44 ingenieros, llegó hace tres meses para garantizar la seguridad en la provincia de Badghis y facilitar la entrada de las ONG.

La ciudad, la más destruida por las guerras de todo el país, se echó a la calle para observar a la delegación española, que se reunió con los máximos líderes religiosos de la zona, con una representación de las mujeres candidatas a las elecciones municipales y parlamentarias del próximo 18 de septiembre, con el consejo de ancianos, el alcalde de Qala-i-Naw, varios ulemas y el gobernador de la región. Bono mostró su confianza en que España pueda colaborar cuanto antes en la reconstrucción del país. Cuatro cooperantes de la Agencia Española de Cooperación Internacional llegarán a Qala-i- Naw a finales de este mes para iniciar una serie de proyectos de mejora de infraestructuras.

´NO´ A LOS SINDICATOS Fue después, durante la visita a las tropas, cuando el ministro dejó clara su postura sobre la situación laboral de las Fuerzas Armadas. Y aunque aseguró que no permitirá la creación de sindicatos, se ofreció como el "enlace sindical" (definición que tenían los representantes del sindicalismo vertical en el franquismo) para que "en muy poco tiempo" las mejoras sean una realidad. "Gracias por lo que no os podemos pagar. Es difícil encontrar una corporación en España que trabaje tanto por tan poco. O lo consigo, o me voy", sentenció.

El mensaje se repitió pocas horas después en la Base de Apoyo Avanzado de Camp Arena, en Herat. En pleno desierto, unos 415 militares supervisan la logística y la sanidad por vía aérea de los contingentes de otros países. Otros 200 militares se están instalando ya en el acuartelamiento dentro de un batallón de 500 soldados de la Brigada Ligera Aerotransportable para garantizar la marcha de los comicios.