El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, negó ayer en el Tribunal Supremo que hubiera patrocinado los cursos que Baltasar Garzón organizó en Nueva York para que el togado de la Audiencia Nacional obtuviera un beneficio económico. También desmintió que mantenga una relación de amistad con el magistrado suspendido y afirmó que el dinero que donó a la universidad norteamericana no iba destinado a Garzón.

A pesar de esta declaración, el magistrado del alto tribunal, Manuel Marchena, sigue rastreando si su colega pidió dinero para financiar sus coloquios y ha citado ahora al vicepresidente del Santander, Alfredo Sáez, al expresidente de Cepsa Carlos Pérez de Bricio y a la coordinadora de los cursos, Laura Turégano.

Botín, que declaró durante tres horas como testigo, se vio obligado a contestar a los letrados José Luis Mazón y Antonio Panea, que le han acosado a querellas al ser, hasta su fallecimiento, los letrados de Rafael Pérez Escolar, condenado en el caso Banesto . El presidente del primer banco de España y cuarto del mundo explicó al juez que se enteró de la querella que archivó el juez Garzón cuando volvió a su despacho en diciembre del 2006 por los cauces normales.

El presidente del Santander explicó que conoció a Garzón cuando este ocupó la secretaría de Estado del Plan Nacional sobre Drogas con el Gobierno de Felipe González. La reunión fue convocada por el banquero para exponer al togado de la Audiencia Nacional los criterios adoptados en su entidad sobre el blanqueo de capitales.

Después, le vio ocasionalmente. Por ello, afirmó que no tiene una relación de amistad con el juez. Asimismo, aseguró que no le sorprendió que el togado de la Audiencia se dirigiera a él como "querido Emilio", porque es el tono habitual de las comunicaciones que él mismo realiza a gente a la que no conoce personalmente. Pero admitió que en las Navidades del 2005 hablaron por teléfono sobre los cursos y se desearon unas felices fiestas.

RELACION NORMAL El presidente del Santander explicó que el director general de este banco en EEUU, Gonzalo de las Heras, era el que autorizaba el patrocinio a la Universidad de Nueva York, y que este se lo comentó porque es una actuación normal en la entidad. También confirmó que su entidad decidió patrocinar los cursos por la importancia de los coloquios y por la idea de abrir una colaboración con la Universidad de Nueva York, y no porque fueran organizados por el togado de la Audiencia Nacional. También dijo que su banco patrocina a 800 universidades en 25 países del mundo.

El juez del Supremo impidió a los abogados Mazón y Panea formular dos preguntas a Botín. Una sobre una investigación a la viuda del dictador Augusto Pinochet y otra sobre el patrocinio de este banco a la Universidad Menéndez Pelayo, cursos a los que acuden normalmente algunos jueces y fiscales.