Durante tres días, la avanzadilla de 24 militares españoles enviados en misión de reconocimiento al sur del Líbano ha podido analizar el terreno y evaluar las necesidades del contingente de paz español. Se han topado con una región devastada por los bombardeos israelís, con centenares de viviendas destruidas, aldeas sin luz ni agua, y gente que sobrevive gracias a los víveres repartidos por el Gobierno libanés y las organizaciones humanitarias. "La población nos ha recibido con mucha simpatía y cordialidad. Están deseando que podamos garantizar su seguridad para volver a hacer una vida normal", explica a este diario el jefe de la misión, el coronel Javier Cabeza.

El alto mando y otros 19 militares de la expedición regresarán hoy a España con un informe para el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que comparecerá ante el Congreso el 7 de septiembre para obtener la aprobación de la misión.

Refuerzo

El resto se quedará para reforzar el cuartel general de la fuerza multinacional en Naqura a petición de la ONU. "Es muy difícil predecir los riesgos, porque en el Líbano es muy fácil pasar de un día a otro de la calma a la tormenta, pero si se cumple la resolución no prevemos mayores problemas", dice el coronel, que se ha reunido con autoridades locales y responsables civiles y militares de la ONU. Sus conclusiones, que no ha querido desvelar, detallan la capacidad y estructura de la fuerza, el armamento y los vehículos necesarios, y los sistemas de protección. Falta conocer la demarcación que les asignará el comandante francés del contingente multinacional.

Respondiendo a las críticas del PP, Cabeza asegura que el Ejército no podía esperar para viajar al Líbano a la aprobación del Parlamento, porque "el día de la partida debemos estar listos y saber cuál puede ser nuestra contribución".