El PP logró dar ayer otro "revolcón" al Gobierno al lograr aplazar su segundo intento en una semana de reformar el sistema de elección de jueces de tribunales superiores y del Supremo. Una cuestión de procedimiento sobre la fórmula de tramitación de la reforma derivó en una monumental bronca en el pleno, que obligó a Manuel Marín, presidente del Congreso, a suspenderlo. A pesar del tropezón, el Gobierno logrará que se vote el cambio de la ley orgánica del Poder Judicial en un pleno extraordinario, que se celebrará el jueves día 9.

La disputa comenzó por la mañana en la Junta de Portavoces. Los socialistas contaban con el apoyo de todos los grupos, menos el PP, para incluir en la tarde de ayer la votación que permitiría volver a tramitar la reforma legal en lectura única. Pero el PP consideró que esa votación alteraba el orden del día pactado, para cuya modificación la costumbre parlamentaria indica que se requiere unanimidad.

LOS POPULARES, COLERICOS Pero el presidente del Congreso optó por desoír ese criterio y, por la tarde, anunció la votación en el pleno. Los populares montaron en cólera. Reglamento en mano, hasta tres diputados pusieron trabas al intento de Marín. Desbordado por la bronca, el presidente interrumpió la sesión. Casi media hora de reunión privada de los portavoces resolvió el asunto: la votación no se celebró ayer, para regocijo del PP, cuyo portavoz, Eduardo Zaplana, se apuntó el tanto del "segundo revolcón".

La solución pactada ayer obliga a celebrar un pleno mañana, en el que se votará el procedimiento de urgencia. La ley pasará entonces por su discusión final en una sesión extraordinaria el día 9. El resultado, a la postre, no perjudica al Gobierno socialista, que sólo sufre un retraso de 48 horas para ver aprobada la iniciativa, que permitirá frenar a la mayoría conservadora del Poder Judicial.