Calahorra vive con serenidad y alivio por la ausencia de víctimas graves el "día después" del atentado perpetrado ayer por ETA con un coche-bomba dirigido contra la casa cuartel de la Guardia Civil, que provocó grandes destrozos en viviendas, comercios y automóviles aparcados. Desde primeras horas de la mañana los alrededores del cuartel han congregado a muchos ciudadanos para seguir de cerca los trabajos que se llevan a cabo en la zona, todavía llena de cristales rotos, escombros y materiales de derribo, para volver a la normalidad.

Los calagurritanos, como ha destacado su alcalde, Javier Pagola, han vivido las horas posteriores al atentado con "gran serenidad en un momento tan duro y complicado como éste que nos ha tocado vivir. Hemos visto un comportamiento magnífico por parte de todos los ciudadanos". Los Bomberos de La Rioja, junto a trabajadores del Ayuntamiento de Calahorra, se encargan de retirar todo tipo de elementos peligrosos de las fachadas e inmuebles, especialmente en la calle General Gallarza donde explosionó el coche bomba colocado por ETA. En las inmediaciones cientos de calagurritanos contemplan con incredulidad los efectos de este atentado de la banda terrorista en la ciudad, el segundo después del que tuvo lugar en el año 1983.

La solidaridad del pueblo calagurritano con los afectados por el atentado ha hecho que los dos albergues municipales no hayan sido utilizados esta noche, aunque sí pueden ser necesarios más adelante pues hay varios edificios tan dañados que sus propietarios tardarán en volver a ellos. Ayer fueron 264 las solicitudes de reclamación de daños presentadas en la oficina móvil instalada en el atrio de la Parroquia de los Mártires, cercana al lugar de los hechos.

Los afectados se han reunido hoy en el Ayuntamiento de Calahorra donde se están recogiendo los datos y trámites para la reclamación de daños en viviendas, vehículos y establecimientos comerciales. El comentario general en las calles de Calahorra es sobre la "suerte" por la ausencia de víctimas después de un atentado tan brutal, teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que había en las calles de la ciudad a esas horas con motivo de la celebración de la procesión del Silencio. Los ciudadanos son conscientes de que la clave de tanta "fortuna" fue la rápida actuación de Guardia Civil y Policía Local, que acordonaron de inmediato el entorno de la Casa Cuartel, sacaron de sus domicilios a la mayor parte de los vecinos y avisaron al resto para que adoptaran medidas de protección.

La zona afectada, llena hoy de curiosos, poco a poco vuelve a la normalidad y tanto en los establecimientos comerciales como en las viviendas afectadas se están colocando lunas y cristales. A mediodía se ha celebrado una concentración silenciosa de varios cientos de personas en el Ayuntamiento para expresar la repulsa del pueblo contra el terrorismo de ETA, a la que han acudido el alcalde, Javier Pagola, y el obispo de la Diócesis, Juan José Omella.