El Ejecutivo español quitó importancia al llamamiento marroquí, aunque esta vez se hiciese ante la Cámara de representantes. Un portavoz del ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, dijo que el primer ministro marroquí se había limitado a exponer "la posición tradicional" de Rabat. La misma fuente oficial quiso recordar al país vecino el "carácter absolutamente español" de las ciudades de Ceuta y Melilla.