La "profunda remodelación" del Gobierno valenciano anunciada ayer por su presidente, Francisco Camps, le permitirá reforzar su poder sin crear un nueva brecha en su disputa con el sector zaplanista del PP. No ha habido purga: los tres consejeros fieles al actual portavoz popular en el Congreso seguirán en el Ejecutivo, aunque dos de ellos pierdan atribuciones.

La hasta hoy consejera de Agricultura, Gemma Amor, ocupará ahora un departamento sin cartera de Cooperación y Participación dependiente de un vicepresidente único, el campsista y mano derecha de Carlos Fabra en Castellón, Víctor Campos. El zaplanista Miguel Peralta deja Industria para sustituir a Campos en Justicia. La cuota de poder del exministro de Trabajo la completa Alicia de Miguel, que sigue en la Consejería de Asuntos Sociales. Pese a la merma de influencia, fuentes zaplanistas se mostraron confiadas en que "se abra una nueva etapa en las relaciones dentro del partido".

TRES PERSONAS DE CONFIANZA El refuerzo del poder de Camps se apoya en su hombre de confianza, el hasta ahora consejero de Cultura Esteban González Pons, que ocupará un departamento sin cartera pero con atribuciones básicas de portavoz, coordinador del Gobierno y encargado de plantear la reforma del Estatuto y negociar con Madrid eventuales cambios en la Constitución. Las dos consejerías sin cartera y la vicepresidencia permiten no sobrepasar el límite de 10 previsto en el Estatuto e introducir a tres personas nuevas de la confianza de Camps.

El exdirector de la Policía Juan Cotino se encargará de Agricultura. Una alicantina poco proclive a Eduardo Zaplana, la alcaldesa de Novelda, Milagrosa Martínez, ocupará la nueva cartera de Turismo. El rector de la Universidad Politécnica de Valencia, Justo Nieto, asumirá el departamento de Empresa, Universidad y Ciencia, que incorpora las competencias de la Consejería de Industria.

COMPARECENCIA SORPRESA Camps anunció los cambios de su Ejecutivo en una comparecencia sorpresa (se esperaba el próximo mes de septiembre), y los justificó en la necesidad de "reforzar un equipo" que se enfrenta a "nuevos retos" después de que "el Partido Popular haya perdido el Gobierno de España". Tras la derrota del 14-M y la derogación del PHN, Camps se erigió en baluarte de la oposición a los socialistas.