Hasta las diez de la noche de ayer, todo el mundo daba por hecho que el secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, sería forzado a dejar la vida política, aunque existían dudas sobre el día y la hora a la que tendría lugar el suceso. Pero, ya entrada la noche, el entorno del presidente autonómico, Francisco Camps, movió ficha y comunicó a la prensa, a través de un SMS, que será el martes, en el seno del comité ejecutivo del PP valenciano, cuando se haga efectivo su "cese temporal", pese a que insisten en que "en ningún caso se pone en entredicho ni su capacidad ni su trayectoria política".

Por tanto, Camps cede por fin a las intensísimas presiones ejercidas desde Madrid y otras autonomías para que, una vez levantado el secreto judicial del sumario del caso Gürtel, tomase alguna medida ejemplarizante sobre aquellos que, como Costa, habían quedado en evidencia por su estrecha relación con los empresarios corruptos. Según parece, el presidente autonómico prefería no enturbiar el día de la Comunidad Valenciana, que se celebró ayer, pero resultó imposible. Hubo populares como Esteban González Pons que intentaron ponerle hora al anuncio del cese o destitución de Costa desde primera hora de la mañana. Pero el propio Costa intentó romper ese plan anunciando que, lejos de dimitir, su plan inmediato era aprovechar el puente del Pilar para irse a hacer el Camino de Santiago.

FIESTA DE LA COMUNIDAD Lo que resultaba indisimulable es que Rajoy esperaba noticias ayer por la tarde. Sin falta. Solo eso explica que enviara a la recepción del día de la Comunidad valenciana a su portavoz, el también valenciano Esteban González Pons, a subir la presión sobre Camps al límite máximo: "Ha llegado el momento de hacer algo o de hacer algo .... La fiesta en Valencia acaba a las cuatro de la tarde". Gracias a González Pons y al goteo de teletipos y crónicas que se fueron colgando en páginas webs admitiendo las intenciones de Rajoy, quedó claro que la dirección del PP no estaba dispuesta a esperar más para obtener la cabeza de Costa, después de salir a la luz comprometedoras conversaciones suyas con el empresario Alvaro Pérez, el Bigotes, imputado en el caso Gürtel.

Además, a las continuas peticiones de explicaciones y medidas que le han estado llegando a Camps desde Madrid y otras autonomías, se había unido el jueves la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, uno de los símbolos del poder popular en esta región. Seguramente, la amenaza de fractura interna en su propia organización hizo reaccionar al presidente valenciano. Pero no a dejarse ridiculizar en público subrayándole el cuándo. "La fiesta no termina esta tarde", aclaró.

Y mientras se producía ese tenso pulso declarativo entre Camps y González Pons, Ricardo Costa aceptó tener un tú a tú con los periodistas. ¿Le ha pedido Camps que dimita? "He mantenido varias conversaciones con el presidente y, en todas ellas, me ha trasladado su confianza en mi persona y mi gestión", respondió. ¿Pero le ha pedido o no que dimita?, se insistió. "A nosotros no hace falta que nadie nos pida la dimisión. Cuando alguien comete algún tipo de irregularidad y esta se demuestra, de forma automática abandona sus responsabilidades", añadió.

Así pues, él no cree ser culpable. El caso es que llegaron las cuatro de la tarde. Las cinco, las seis, las siete... y no había cabeza política servida en ninguna bandeja valenciana. En el entorno de Rajoy crecía la tensión. Al final, decisión salomónica de Camps: el cese "temporal" se oficializará el martes, gracias a la treta vacacional de su secretario general. Pero se confirmó ayer, por si alguien tenía dudas.