La leyenda de Tomás Gómez, el Braveheart castizo que le ha salido al PSOE, se hace más grande cada día que pasa. El secretario general de los socialistas madrileños (PSM) aprovechó ayer el acto de presentación de su candidatura a las primarias para exhibir poder ante el aparato del partido y su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, a los que afeó que antepongan las encuestas al derecho a decidir de los militantes.

Arropado por más de un millar de incondicionales, que dejaron pequeño el auditorio de la Casa del Pueblo de la UGT, y por miembros de la vieja guardia socialista, el exalcalde de Parla demostró que tiene opciones de vencer a la aspirante ungida por el presidente del Gobierno, la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Y lo que es más preocupante para la Moncloa y Ferraz: que su plante puede ser el germen de un hasta ahora inédito movimiento interno de contestación al zapaterismo.

Será la historia la que decida si el multitudinario acto de ayer marcará o no un punto de inflexión. Pero lo cierto es que en un partido poco acostumbrado en los últimos 10 años a la disidencia interna, sorprendió el tono de contestación pública al aparato y su secretario general que rodeó a las intervenciones.

"PRESIDENTE, PRESIDENTE" El ambiente se caldeó pronto con pancartas entre el público con lemas como "las bases con Tomás, paracaidistas no" o "no a la manipulación". La entrada de Gómez en el auditorio, bajo la misma sintonía que precede a los mítines de Zapatero, fue coreada con gritos de "presidente, presidente". Y la vehemencia de las intervenciones de los teloneros subió la temperatura al máximo.

Destacaron los discursos de Matilde Fernández, exministra de Felipe González y miembro del sector guerrista del PSOE, y de Juan Barranco, el último alcalde socialista de Madrid (1986-1989). "¿Eran necesarias estas primarias?", preguntó Fernández tras recordar que Gómez fue elegido secretario general del PSM en el 2007 y ratificado en un congreso. "Tomás supo decir que no a algo que era injusto", sentenció Barranco. El exalcalde de Madrid acusó a la ejecutiva federal de estar "debilitando" a Zapatero con sus presiones a los militantes para que voten a Trinidad Jiménez.

Tomás Gómez estuvo más comedido, aunque se movió bajo los mismos parámetros. "No fui a la Moncloa el pasado agosto a defender mi candidatura ante Zapatero, eso solo lo haré ante los militantes", dijo. "Fui a la Moncloa a defender el derecho a decidir de los socialistas madrileños. Las bases no solo están para pegar carteles", añadió.