Llegó, condecoró y hasta los militares le cantaron. Así, el presidente Aznar vivió ayer una mañana feliz en Alicante. Estrenó su 51 cumpleaños en Villena colocando la primera piedra de un tubo de cemento para llevar agua del Ebro. Llueve a mares. Y allí mismo, los huertanos y regantes le cantan el "cumpleaños feliz" y "que cumplas muchos más". Luego, al coche y a toda pastilla a la base de Rabasa. Se hace tarde. Los 800 militares del Mando de Operaciones Especiales están formados desde las 11.30. Llueve a mares. Aznar y la comitiva llegan a las 12.15. Componen el séquito el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps y los ministros Federico Trillo y Eduardo Zaplana. Aznar, chaquetón azul, impermeable, escucha el himno nacional. Sólo unos acordes. Llueve a mares. Pasa revista a las tropas. Los soldados cantan "la muerte no es el final", lanzan salvas en honor a los caídos, vuelven a cantar. Es su himno: "Orgullo de ser español", el himno del guerrillero. Se nota que saben cantar. Aznar saluda a los familiares. Entra en el pabellón a condecorar y brindar por los héroes de Perejil. "Prensa no", dicen los guardias. El 76% de los españoles aprobó la reconquista del islote, asegura el Gobierno. Y Aznar, pletórico, vuelve a escuchar el "feliz, feliz cumpleaños" y sopla las velas de la tarta.