El Partido Popular vio ayer cómo una estrategia de contrataque contra el Gobierno se le volvía en contra en pocas horas. Los populares comenzaron la jornada saliendo en tromba a denunciar con gran indignación que el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, y el juez Baltasar Garzón compartieran este fin de semana una cacería en la provincia de Jaén horas después de que el magistrado iniciara una operación contra la corrupción vinculada presuntamente a cargos del PP. A juicio del popular Federico Trillo, ello suponía "el más descarado ataque a la independencia judicial en la historia de la democracia", por lo que los populares daban por finiquitado el pacto de la Justicia con el Gobierno y pedían la dimisión del ministro.

Pues bien, horas más tarde, el secretario general del PP en el municipio de Torres (Jaén), Bartolomé Molina, explicó que fue él quien organizó la cacería e invitó a Bermejo. Al tener noticia de que Garzón también estaba ese fin de semana en la localidad, que es su pueblo natal, extendió la invitación al juez. Molina fue muy duro con su propio partido, al afirmar que no deben contarse "verdades a medias o mentiras" sobre lo ocurrido.

Durante todo el día de ayer, el Gobierno y el PSOE ya habían quitado trascendencia política al asunto y acusado a los populares de tratar de desviar la atención respecto a los casos de corrupción y espionaje en los que presuntamente pueden resultar implicados cargos populares. Desde que trascendió la noticia sobre la coincidencia de Bermejo y Garzón, tanto en la Moncloa como en el ministerio se trató de situar ese encuentro cinegético en el ámbito privado. Fuentes de la Moncloa afirmaron ayer que no es la primera vez que ministro y juez comparten cacería.

CONTRATAQUE El ministro afirmó ayer que apenas habló con Garzón durante el fin de semana y, en ningún caso, sobre la trama de corrupción. Pero Bermejo no se quedó ahí y atacó al PP, por tratar de crear "una cortina de humo" y desviar la atención sobre su "lío monumental".

El ministro aprovechó una comparecencia parlamentaria para afear a Trillo su conducta, que calificó de un ejercicio de sobreactuación "poco respetable". Quizá previendo lo que sucedió horas más tarde con las declaraciones del cargo local del PP, el ministro ya advirtió a los populares de que este tipo de escenificaciones podían acabar pasando "del drama a la pantomima o al cómic". La bronca sobre la situación del PP llegó también al Congreso, donde el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, exigió a Rajoy que no pida dimisiones y cambios en el Gobierno, sino que, dijo, "hable de los que ustedes necesitan".