El tiempo para salvar el Estatuto catalán se agota. Visto el inmovilismo de CiU, ERC ha llegado a la conclusión de que ya no tiene sentido seguir interpretando el papel de mediador que se había arrogado en las últimas semanas para aproximar la propuesta de financiación del tripartito y la de la federación nacionalista. Por ello, ayer, Josep Lluís Carod-Rovira viró de rumbo y anunció que ERC votará a favor del proyecto de Estatuto.

Carod ya había hecho saber a sus socios de tripartito que estaba de acuerdo en desmarcarse del "radicalismo" de la federación de Artur Mas. Ayer, la reunión en el Parlamento autonómico de una ejecutiva de ERC solemnizó el paso de la mano tendida a CiU a la presión para que se avenga al pacto.

Carod también reprochó a la federación que durante los 23 años en que gobernó la Generalitat "no tuvo la valentía de pedir lo que exige ahora". Con todo, los republicanos creen que CiU "probablemente" acabará dando su apoyo.

Hoy dará comienzo en el Parlamento catalán el pleno que ha de certificar si es posible el acuerdo entre todas las fuerzas políticas catalanas. En un intento de presionar más a CiU, Pasqual Maragall hizo pública una nueva declaración institucional en la que destaca que el límite del tripartito son los aspectos inconstitucionales de la propuesta nacionalista (el concierto), no porque él esté en contra, sino porque "no hay mayoría posible en el Congreso aunque el partido del Gobierno español el PSOE la llegara a aceptar".

Mientras, el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, relacionó la reforma estatutaria con los dos últimos atentados cometidos por ETA en Avila y Zaragoza. El portavoz del PP aseguró que "no es ninguna exageración" que la banda terrorista "quiere estar muy presente" mientras el Estatuto centra el debate político en Cataluña y en España. A su juicio, los atentados constituyen "recados y avisos" para el Gobierno.