Francisco Alvarez Cascos, que fue secretario general del PP y vicepresidente del Gobierno de José María Aznar, abandonó ayer el anonimato en el que reside desde que dejara la política activa. Por sorpresa, irrumpió en el debate que envuelve a su partido desde que la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, amagara con disputar el liderato del PP a Mariano Rajoy. Un día después de que otros líderes territoriales como Francisco Camps, Javier Arenas y el alcalde Alberto RuizGallardón salieran a la palestra a cerrar filas con Rajoy, el exministro Cascos lanzaba un aviso para los que, de una u otra forma, pretendan hacer valer su poder regional: "El modelo de un partido de barones nunca formó parte de la tradición popular y sí del PSOE", declaró a Europa Press.

Cascos puntualizó que al demandar a sus compañeros que se mantenga el modelo de representación basado en la decisión de militantes, sin imponer el territorial, se expresaba "a título personal y pensando en el interés del partido". Además se preguntó en nombre de quién hablan los dirigentes regionales cuando comprometen públicamente el voto de los suyos: "Para hablar en nombre de todos, hay que preguntar a cada uno. Y a mí, como militante del PP afiliado en Madrid, nadie me ha preguntado nada, ni dentro ni fuera de Madrid", enfatizó.

Y demandó que se afronte el cónclave de junio con autocrítica. "Que el debate político de futuro no se haga enterrando, por aclamación, el análisis del balance y los resultados del pasado y presente, empezando por llamar derrotas a las derrotas y victorias a las victorias", añadió. El entorno de Esperanza Aguirre ofreció ayer su píldora diaria: su secretario general, Francisco Granados, instó a la dirección a aclarar si habrá debate de ideas antes del congreso del próximo junio.

También en el PP catalán se enrarece el ambiente a medida que se acerca su congreso, que se celebrará en julio, y en el que Daniel Sirera optará a confirmar con el voto de la militancia la presidencia que ostenta desde que Josep Piqué abandonó el liderazgo el verano pasado. Sirera, el único en el PPC que ha confirmado su candidatura, afirmó ayer que él no está maniobrando y, en concreto, que no está reuniendo los 218 avales, que son imprescindibles para aspirar a la presidencia.