Josep Piqué no será el único que se jugará el tipo en las elecciones catalanas del próximo otoño. El PP, que designará en septiembre al sucesor de Aznar, quiere convertir esta cita con las urnas en una prueba para el aspirante a la presidencia del Gobierno, en marzo del 2004. Según fuentes populares, el jefe del Ejecutivo se empleará a fondo en la la tarea de utilizar las autonómicas para catapultar al dirigente que le relevará como cabeza de cartel en las generales.

La carrera sucesoria se dirimirá entre los vicepresidentes Rodrigo Rato y Mariano Rajoy, puesto que el exministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, no goza de buena imagen en Cataluña y su presencia en la campaña sería más bien contraproducente.