Los Mossos que apodaron Chacal al arma de guerra incautada a los dos agentes secretos franceses no podían sospechar que quien estaba detrás de la misteriosa operación no era otro que el espía que cazó al sanguinario terrorista Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, el Chacal . La leyenda del general Philippe Rondot empezó en el ardiente desierto de Sudán, cuando, en 1994, capturó al asesino más buscado antes que ese honor lo tuviera el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.

Las privilegiadas relaciones de Rondot con los servicios de información de Estados Unidos fueron determinantes para localizar al célebre terrorista venezolano, que cumple cadena perpetua en la cárcel francesa de Clairvaux. Y es esta conexión la que, a raíz del 11-S, llevaron al general a poner en marcha una política más ofensiva del espionaje francés.

Caza de terroristas

La nueva estrategia autorizaría a organizar equipos de élite, conocidos como Alpha , para llevar a cabo las llamadas operaciones Homo. Es decir, asesinatos de terroristas. El presidente de la República sería el único con poder para ordenar una operación de este tipo, que en ningún caso podría afectar a un ciudadano francés.

Si este secreto de Estado ha salido a la luz es porque el que fuera consejero de información de Jacques Chirac se ha visto implicado en un feo complot político. Un plan supuestamente urdido por el exprimer ministro Dominique de Villepin contra Nicolas Sarkozy cuando este último era ministro del Interior, a fin de cerrarle el paso hacia la presidencia. Como asesor del Gobierno, Rondot fue encargado de validar las listas falsas de evasores fiscales en las que se había introducido a Sarkozy. El caso, conocido por el nombre del banco de Luxemburgo donde se encontraban las cuentas, Clearstream, será juzgado a partir del próximo 21 de septiembre. Antes de que este escándalo empañara su carrera, Rondot era considerado un "maestro de espías". Su expediente era propio de un James Bond. Dirigió operaciones de rescate de rehenes en el Líbano, Libia e Irak, protegió los intereses franceses contra el terrorismo de Oriente Próximo y se ocupó de perseguir a criminales de guerra serbios, entre ellos a Ratko Mladic, reclamado por el Tribunal Penal Internacional por la matanza de 8.000 personas en Sbrenica, en el año 1995.

En 1997 fue nombrado consejero de información y operaciones especiales de la Defensa en el Gobierno del socialista Lionel Jospin y continuó asesorando al Ejecutivo durante la época de Villepin. Sin embargo, Rondot tiene también su lado turbio. Quiso liberar al ministro de Asuntos Exteriores de Sadam Husein, Tarik Aziz, amigo suyo. También intentó ayudar a un general croata, Ante Gotovina, acusado de crímenes contra la humanidad.